Cuestión de pareceres
- Salud compadre.
- Salud.
- Le cuento lo que me sucedió la vez pasada.
- ¿Qué le sucedió?
- A pues, decidí comprarme un MPEG4.
- ¿Qué es eso compadre?
- Esos aparatitos pues, que son chiquitos y llevan un montón de música y encima tienen video, mismo DVD.
- Ahhh, si he visto, pero eso es para “chibolos”.
- Pensaba lo mismo compadre, pero sabe usted, cuando uno viaja constantemente como yo, ya no puede seguir escuchando el Reguetton que ponen en los ómnibus todo el día. Yo quiero mis huaynos: ayacuchanos, andahuaylinos, de Cajamarca, puneños, mis pasacalles, mis carnavales, eso quiero. Esa otra música te la pasan todo el vendito día, y la verdad ya estaba harto de ella.
- Entiendo, y ¿Cuál es la novedad?
- Déjeme terminar. Mire, yo pensaba que esos aparatitos estaban caritos y me resistía a comprarlo, hasta que un día que cobre una fuerte suma…
- ¿De cuanto?
- A pues de 10 mil soles. Bueno, dije ahora es cuando comprar ese aparatito, luego le diré a mi sobrino que estudia computación para que me enseñe a usarlo.
- ¿Y a donde fue?
- A Saga que queda por el Jr. De la Unión.
- Ahh, lugar “ficho”.
- Si pues, usted sabe que a mí en estas cosas me gusta asegurarme.
- ¿Y que paso?
- Ah pues fui. Entre normal. Pero sentía que me miraban mucho los vigilantes, esos que andan enternados y con audífonos pequeños y un micrófono en el saco. Usted sabe que se siente cuando a uno lo miran. Ya pues, eso sentía, pero ya estaba adentro, así que pasé por alto ese detalle. Me puse a buscar el bendito lugar donde estaban estos aparatitos. No le miento que me recorrí toda la tienda, hasta que uno de los hombres de terno, se me acerca para decirme en que me puede ayudar. Le dije que estaba buscando ese aparatito, la cosa es que me llevo donde era: allí había un vendedor, el cual mostraba los MPEG4 a los clientes, se notaba amable, y a cada persona que se acercaba iba rápidamente a atenderlo mientras dejaba que el resto revisara el aparatito que les había mostrado. Yo esperaba mi turno. Pero el condenado vendedor nunca me hizo caso, tal vez pensaría que uno vino de chismoso…
- Ah seguro porque los otros eran blanquitos.
- Sí, me di cuenta de ello. Alcé mi voz. Le dije: Señor ¿A que hora me va a atender? Él, altanero se acercó y me dijo lo mismo que el vigilante: ¿En que le puedo ayudar? Le dije que quería un aparatito de música. Me saco uno, pero se veía muy simple, como de plástico, le dije que quería uno mejor que me durara bastante tiempo, me sacó un SONY, pero no pasaba video, le dije que quería con video, como que se molestó, y me sacó otro SONY con pantalla grande, casi todo el aparato era pantalla nomás. - Ese quiero- le dije. - Muy bien, vale 400 soles- Me contesto. -¿Nada más?- Le respondí. “Sí. Nada más”, me volvió a contestar. Como el precio me parecía muy bajo, pensé que algún error podía tener y me puse a revisarlo, el vendedor ni se movía. “Cómprate el Philips cuadrado de 4GB, ese te va a durar mas”. Me dijo un chiquillo que estaba comprando a mi costado, bien parado él, y si vieras a la enamorada que se manejaba...ufff una belleza.
- Ja, y que más.
- El chiquillo me hizo dudar, entonces le dije al vendedor si me podía sacar el PHILIPS. Él se molestó, imagínate, me dijo que tenía que atender a otros más. Estaba claro que no confiaba mucho en mí. Ni siquiera se movía del lugar al igual que con los otros clientes. Como el SONY es mejor marca, decidí comprarme ese nomás. Ya ni le pregunté al vendedor su funcionamiento. Pagué y procedí a retirarme. Como el aparato era pequeño, me lo metí al bolsillo de la casaca, pero ya cuando estaba por salir, se me ocurrió entrar al baño, me di media vuelta y regresé. Ya adentro del baño, comienzo a escuchar de nuevo los radios de estos sujetos, y adivina que…
- ¿Qué?
- Me percate que estaban haciendo referencia a mi persona. Claro el vigilante se percató que me percaté, y se hizo el desentendido.
- Estos, porque uno no viene igual vestido creen que uno es ladrón.
- Si pues, la verdad me sentí incomodo. Nunca pensé que tu propia gente crea que eres ladrón.
- Y bueno ¿se retiró?
- Sí. Pero allí no queda la cosa. Mire cuando ya estaba afuera, me dirigí a tomar mi carro a la Av. Tacna en el transcurso que iba me percate que adelante iba el chiquillo que me recomendó la compra, iba campante, hasta que unos ladrones lo interceptaron. Uno lo cogió del cuello y el otro le iba rebuscando los bolsillos. Su enamorada quiso gritar pero estos la asustaron con unas cuantas lisuras.
- Compadre y usted estaba cargado todavía. Tenía más de 9 mil soles.
- ¿Yo?
- Sí. Usted.
- Pase de frente…
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