La punta del pomo está apoyada en la extremidad del Hot Dog, Carlos Rufino hace correr la mostaza sobre la salchicha trazando una linea recta hasta llegar al otro lado, luego lo mismo con la mayonesa pero con la diferencia que viborea la pasada haciendo ondular la linea. Por último salsa Kechup colocada a los lamparonazos pues casi no queda nada en el recipiente. Quedando resignado e indiferente al éxito por la bella perfección,
optó por llevarse el pancho a la boca donde apretando los dientes con delicadeza dio un gran mordisco que abarcó media porción del almuerzo.
En silencio mastica el último bocado mirando la hora en la pared. El reloj tiene el segundero doblado como pata de avestruz, apenas arañando el minutero que avanza una casilla.
Carlos con la lengua enjuaga los dientes poniendo cara de mono. Observa a su amigo Luis mirar una muchacha preciosa. Que al mismo tiempo que ellos, digiere un pebete de queso.
Luis, que también mastica con apetito, está preocupado por quién será el campeón de Primera. Curiosea un periódico donde un tal Barack Obana que recién ingresa a la arena política vaticina que algún día no muy lejano será presidente de los Estados Unidos.
Carlos Rufino y su amigo Luis Olarán luchan por adelantarse haber quien pagará la cuenta.
Son muy similares en todo hasta fisicamente.
Pero si Luis es el que triunfa se sabe que habrá un epitafio con café de sobre mesa.
Billetera en mano, por accidente Carlos deja caer todo al suelo sediendo la ubicación de privilegio que lo favorecía con relación al mozo.
Luego de un momento de mortal incertidumbre,
por casualidad Carlos hace girar la cuchara con azúcar de centro hacia la derecha, mientras que Luis utilizando edulcorante hace lo propio en sentido inverso.
-Que te parece si la invitamos a tomar un trago,
a lo mejor acepta ¿te diste cuenta? está barbara, luce estupenda.
Entre turbulencias, extasiados observan el encanto de la muchacha al participar de una situación hilarante.
Carlos contestó afirmativamente, aunque le advirtió que no desea nada, que si por esas casualidades le da bola, que por favor no cuente con sus servicios de chofer.
Entonces Luis, decidido, estiró su brazo solicitando permiso a su vecino del otro banco, para que por un segundo le permita manipular el licuado de frutas haciendo la típica seña, haber si querría aceptar un trago.
Finalmente se enamoraron y Carlos fue el testigo de la boda.
Pero a los cinco años se divorciaron de común acuerdo. Luis se hizo ermitaño lléndose a vivir a una zona montañosa de la Patagonia.
Por su parte Carlos quedó aspirando al trono.
Luego de no verse con Luis por once años regresaron al mismo bar; con ahora Obama presidente.
Carlos solicitó un pancho pero en esta oportunidad consiguió colocar los aderezos con excelencia.
En cambio Yanina optó por una hamburguesa solo con queso.
En frente de ellos hay un hombre elegante con frondosa barba de mirada incisiva.
No obstante, indiferente al medio, Carlos besó dulcemente los labios de Yanina.
Entonces el hombre, que había solicitado un pancho con un jugo, dejó sobre la barra abandonado el pedido retirándose sin abonar.
Carlos rememorando deseó evocarlo a su amigo Luis solicitando un par de cafés pero de inmediato se arrepintió.
Cuando iban caminando en busca del automovil Yanina solicitó permiso para pronunciar una receta. Cosa que extraño mucho a Carlos porque nunca la había escuchado recitar nada.
Entonces, ante la inminente unión le quiso confesar un ultra-secreto, que a la fecha solo Luis conoce,
y es que en la intimidad del matrimonio le place hacer el amor a todo momento.
Que hace mucho tiempo que no lo hace.
Que no aguanta un día más sin hacerlo.
Con urgencia fueron a su departamento.
El hombre de la frondosa barba espera colgado del brazo de una grúa tratando de espiar todo lo posible.
Carlos hunta el cuerpo de Yanina con aceite verde,
por largo rato pasando sus manos como acariciando la piel. Luego, algo torpe, le aplicó colonia en la cola, para finalmente algo dubitativo colmar de besos por todo el resto del cuerpo.
Siente estar clavando un puñal a su amigo.
Aunque sin protección largamente superó las expectativas de Yanina que nunca termina de gozar como una condenada. |