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¿Quién es quién para matar a alguien? ¿Quién tiene el infinitesimal y majestuoso sentimiento de superioridad? ¿Acaso no somos todos iguales? El mundo ya ha visto demasiado tu espantoso color rojo intenso que daña el alma al ser atrapada por la retina humana. Si, y no hay nadie que pueda atestiguar en contra, fuera de toda indiferencia real y palpable que existe en cada individuo que pisa el suelo manchado de la IMPERFECCIÓN. Imperfección es, en el resultado de toda ecuación interpretativa de la realidad, de nuestros secretos. ¿Qué pasa entonces cuando queda demostrado que nuestra única capacidad intelectual de raciocinio es la que se presenta en las aulas de nuestra inteligencia, o aparentemente inteligencia? Pasa de todo; de todo cuanto nuestro corazón nos impulsa a actuar. Simplemente es una equivocación dejarse llevar por los dictados de un elemento físico, que ocupa los atributos de nuestra fuerza de vida que quizá quien sabe de donde viene, llamado corazón. Es que este es capas de amar con la más sincera motivación, y luego, odiar con la más horrorosa sensación oscura de insanidad. Todo puede sentir este órgano vital que nos bombea el fluido vital para lo que llamamos vida cuando estamos contenta con ella, pero se transforma en un opuesto absoluto al conocer la fatalidad de una tragedia, o un desorden en nuestro cosmos. Es ahí donde demostramos lo que las ciencias herméticas quieren demostrar, nuestro lado reptil. ¿Es eso bueno? ¿Es capas nuestro intelecto de superar los dictados del corazón? ¿Es capas de DIFERENCIAR nuestro cerebro condenado a la ÚNICA fuente de motivos que tenemos, el corazón, mensajes viajando en una misma codificación, que entendemos por SATISFACCIÓN? Es que cuando compramos un elemento que desconocemos cómo podemos hacerlo funcionar, inmediatamente nuestra inteligencia nos indica que debemos ver el manual de instrucciones, ¿no? El historial de conflictos y sangre, dulce y salada, que tenemos como humanidad que no es humanidad, solo comprueba que los que afirman que el único propósito de las guerras (fiel representante de nuestra mente y corazón unidos en la misma putrefacción) es para controlar la población, están muy equivocados. ¿Creen entonces en una vida sin algún mísero propósito que cumplir fuera de esas especulaciones que toda las masas dicen que es: “para dejarles algo mejor a mis hijos”? A sido así todos estos años en que la tierra ha visto al sol, por una FUTILIDAD. Un propósito frustrado, por la estúpida idea, deseo, y lamentablemente un error que llamamos pecado por tan solo querer el aparente y supuesto poder. Todo esto si queremos seguir un argumento lógico. Ese poder que los hombres tanto desean, ese por el que tanto luchan en sus vidas y disfrazan como un objetivo en la vida, que si lo consiguen, son los más grandes y fuertes que existen, ergo, tienen todo el derecho de gobernar o “administrar con números”, un sistema que en resumidas cuentas es un total fracaso, un rotundo idiota actuar. Por favor... Basta con mirar el funcionamiento de nuestro cuerpo para darnos cuentas que sí tenemos un propósito en la vida, fuera de toda esa basura que la rutina nos inculca desde que nacemos. ¿Qué hago yo cuando estoy enfermo? ¿A qué me adhiero por todos mis medios cuando estoy en vísperas de la muerte? ¿Qué pasa después de dos o tres meses desde cuando nos damos un corte en la piel? ¿Qué pasa cuando nuestro sistema inmunológico reconoce alguna bacteria o infección? ¿Por qué tenemos el sistema inmunológico? ¡PUES PARA VIVIR! ¡Vamos al médico por que deseamos en lo más profundo de nuestro subconsciente mejorarnos de esa dolencia! Muchos se ciegan sugestionándose en que lo único que arroja el subconsciente son hechos de una vida pasada, de otra reencarnación, cuando eso nos sirve absolutamente de nada en nuestra lucha contra las mismas preguntas de siempre, que por mucho que la ciencia avance y haga logros magníficos para todos, sin importar su filosofía o credo, eso es indiscutible; pero no sirven para responder esas preguntas que han estado presentes en la tierra desde que el ser humano tiene razón, a saber, “¿Por qué vivimos? ¿Para qué vivimos? ¿Por qué envejecemos y morimos? ¿Por qué tantas cosas nos impiden u obstaculizan el entendimiento de estas cuestiones tan BÁSICAS, que hasta un niño las plantea a tierna inocencia? Es que nos es tan fácil todo esto.

Texto agregado el 11-05-2004, y leído por 241 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
01-04-2005 Muchas respuestas, están dentro de nosostros mismos rosaroja
07-07-2004 todo goza de un principio, un nudo y un desenlaze... lo tuyo a donde va, ¿por que va? Falto consistencia. De todos modos sé que existe una simple respuesta: Jehová. _Libelula_
 
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