Lo peor de todo aquello, es que ella no tenía las suficientes razones para irse, mas que sus hormonas desenfrenadas.
Si la suerte hubiese estado de su parte, problablemente se habría lanzado al camino, el libre albredrío, dicen, existe.
Lo peor de todo, es que no tenía las razones suficientes para quedarse. No tenía mas que un puñado de palabras para entregar, pero todos aquellos a los que quiso regalarlas, poco a poco de marcharon.
La chica era alegre. Si. La mayoría la vió siempre sonreir. Claro, con cincuenta ojos enfrente suyo todo el día, era dificil tener el tiempo suficiente para pensar en si mismo y llegar a deprimirse alguna vez.
Lo peor de todo eso, es que ella no tenía las razones suficientes para elegir que hacer.
Quiso, una vez, ser alguien grande, pero poco a poco sus brazos fueron perdiendo el aliciente.
La chica era fuerte, no se dejaría seducir por el fracaso.
Lo peor de aquello, es que ella no podía decidir si aquello era o no derrota.