Tenebroso frio levita en mi pecho.
Escribo estas líneas huyendo a mi tormento,
mas no encuentro palabras justas al dolor,
que nubla mi vida, y humilla el espíritu.

Viví con ella, en lujuriosa fantasía.
¡ Creí en sus besos, creí en su aliento !
Y ahora tiemblan mis manos incrédulas,
en lacerantes y odiosos recuerdos.

Escogí la noche para crear estas líneas,
acompaña mi alma en su oscura perdición.
Soy un despojo de burla, por ella traicionado.
¡ Tan puro mi amor, que insensato derramaba !

Consuelo es eterna lejanía en mi devastado ser.
La noche es triste, y cruel verdugo el frio.
Ya no soporto el eco de sus palabras.
¡ Tantos besos y caricias, cuánta vida le entregué !

Nunca habrá alarido de horror en el Infierno,
que asome en suplicante clemencia,
de apaciguar la martirizada alma,
como el que emerge en mi furia por olvidarla.

Pero huye el olvido en estas líneas.
¡ Veo en la pluma sangre en vez de tinta !
La pesadilla reanuda su danzar en mis ojos,
pues los abro a la luz del nuevo día,
¡ Y la eterna oscuridad permanece en ellos !