La ciudad en su tiempo libre es ciega,
esclava de pensadores que no la dejan libre,
atada a mal vivientes que solo la reniegan.
En la ciudad los relojes corren, los recuerdos no existen
y los fantasmas abundan.

Es difícil explicar la querella de noches con sol,
donde nada parece terminar pero falta mucho por empezar.
Hibrida Buenos Aires jamás se acuesta ni te da la razón,
mientras la luz de los rincones lamenta otro tango al pasar.

Miradas llenas de ilusión pasan desapercibidas por la desesperación,
miradas que caminan hacia un gigante que late y siente como cualquier otro.
Veredas donde las huellas mitigan al solitario en busca de la salvación.
El cielo se desentiende, observa, pero no comprende.

Buenos Aires por momentos es mía
se rinde a mis pies a cambio de nada.
Así como te quiere te traiciona sin dudar,
es una relación pasional, inconciente y fría.

Herida desde la más profunda de sus burocracias,
sentida por la traición de sus más queridos servidores.
Cárcel de puertas abiertas, fabricante de soñadores
con un alma que intenta ser pura,
alma que algunos llaman democracia.

Hoy no se, mañana capaz, ayer fue.
Presente incierto marcado por un pasado olvidado.
Recordar para aprender, y no como base del rencor,
es la sociedad la que debe empezar a tener valor.

Encandilado por unas cuantas alas rotas,
muchos quedaron en el camino de su mejor destino,
otros simplemente compran su futuro en cuotas.
Empecemos a cambiar para que no sea todo tan fino.