Es verbi de gracia certero un ejemplo
de como las almas dolidas se curan,
Orfeo edifica bemoles de oro en su templo;
bebiendo destellos solares exprésase el Buda,
presagia el Nirvana,
amaina tormentas, tutela un mañana.
Asciende el Hiblea un ciclón de emociones,
un beso en la noche
ilustra un paréntesis pleno de luz entre sombras,
son todas las cosas
fantasmas de fuego, de aire, de polvo.
Un dios de la lluvia, Tlaloc el azteca
nos brinda agua dulce, la Tierra está seca,
mi ser no presume la nada, se acerca al Eterno Retorno...

Oh Tifis el líder de los argonautas emerge
lejano al compás de una Ítaca inerte,
Ulises, Medea, la pérfida Circe, Calimne, Lebintos, Nireo,
navegan de Naxos a Lesbos,
la cítara toca Artemisa ayudada de un plectro,
invoca de paz un espectro,
con hierbas sedantes las manos de Elisa
proponen la senda a los sueños felices.
Despierta Hipodamia, el dios Febo contagia lustrosas sonrisas...

Oh Cástor y Pólux, con Ícaro vuelan sin lindes,
la fuente Hipocrene ha nacido, su padre es Pegaso,
Aquiles visita el Parnaso,
Pirítoo, Teseo, lapitas, centauros, unidos se nutren de vida.

Elisa Cartago fundaste, venciste tu herida,
las células crecen, respiran sahumerios,
los peces, las aves, anfibios, reptiles, mamíferos, todos
construyen su propio universo.
El Dios verdadero (¿quién es?, nadie sabe) pervive en un limbo fecundo,
los entes e ideas, los dioses y bestias, ¡componen la esencia de un mágico mundo!