Colima City Blues


“Ciudad que entre mis sueños cobijada
eres siempre mejor de lo que eres.”
-Hugo Gutierrez Vega.-



A manera de:

Las calles de esta ciudad ya son
mi entraña, la noche
con sus historias por ambos lados.

Desde la glorieta solitaria al sur
de la calzada
el pasado con su visión de
ahorcados hacia el norte
de mis ojos, aparecí
un día entre su mar despierto
flotando en una banca
en la intimidad
este agujero de raíces
que me cobija con sus hojas.
Desde aquí el verano suena a
disco rayado
sobre el pavimento.
Cantan las gotas
un río bajo la luz de la lámpara
el ciudadano común limpia sus parabrisas
para sentir
mejor que nadie la penumbra
de ser clase obrera.
Todo esto es mío, me pertenece
soy lo que todos
este momento.

Un peatón nocturno me saluda con la mirada
como recordando la nostalgia
del que escribe.






Ciudad encendida
camino ascendente
bullicio blanco de piel
morena, para beberte toda
por los ojos, es tu imagen
un golpe de sangre para volverse loco
de ti, y seguirte con las ganas
besarte con la mirada, inventar
nuevas cruzadas corporales
sin tocarnos todavía.


Soy el rostro cínico sin nombre
el desconsolado amante, el incansable.
Soy el que pasa y sueña sin saberlo
el ausente en la vía pública. El cualquiera.
Todos. Llevamos en los ojos tu espíritu
la voluntad sumisa recorriéndote.
Hay algo nuevo en ti, ciudad de luz
en cada uno de nosotros, un golpe.


El verso
la mirada en blanco
camino hacia adentro
hacia lo seguro, amurallado
detrás, con la voluntad frágil.
La esperanza en un canto
sostenida por el alumbrado público
espera que el presente arda
y nos de una imagen para recordar
en noches posteriores a esta.


La hora en que el reloj
toma forma de mujer de arena
lenta desnuda bajo la mirada atónita
de un farol prisionera
en esta banca de jardín
la noche abre sus piernas
fluye en apetencias bucólicas.

La hora en que esta mujer se alimenta
de la luz que somos
una imagen que avanza hasta encajar
completa en los sentidos
un barco vagando entre los dedos
deseando a la deriva
la tormenta.


Resbala por nosotros la curva amarilla
estremecida por las nubes
huye la última hora de la tarde.
En un vuelo de palomilla esquiva
las primeras gotas de lluvia.
Se anuncia el mar con sus truenos
sobre la capital y sus palmeras
no hay luz que sea más luz
que este cielo
gris iluminando en los ojos entreabiertos
el verano de esta ciudad de ensueño.





Francisco Salinas
Colima 2008