Porque quiero partirme la cara en el cemento
pa' dejar de sentir que tengo sangre
es que busco los fósforos
en los bolsillos de un pantalón viejo,
para entibiarme las manos y un pedazo del alma
que se quedó allá lejos con otro traje.

Porque quiero vomitar palabras añejas,
de esas que siempre guardaste
para hacerlas grafitys
chorreando babas en la pared de nadie,
la misma que separa la distancia
y grita edades desde que te hiciste grande
y tus zapatos se fueron contigo
calle abajo para ser más valiente
santiaguino, diferente, como un hombre.

Con una cerveza saludaría tu reciente libertad,
pero no bebo, así que perdimos
no tengo ganas de emborracharme.

Con un vaso de vino colchagüino
brindaremos mi sombra y mi boca desesperada
por las palabras, por lo que dijiste
por lo que siempre gritaste.

Salud, marinero; salud, navegante;
salud , desde esta orilla donde llueve casi siempre
porque se me ocurrió venirme
y no llega la noche, por eso cuesta dormirse.

Si supieras como el viento azota,
muerde las ramas, anuda la garganta
y yo sólo miro desde la ventana
que parece un espejo que quiso ser diamante
y al golpe de recuerdos mutó
en pájaro desnutrido
que ni canta ni alza el vuelo
no más porque le da rabia,
le duele el alma y le gustan las campanas de viento
pa' que revienten,
pa' que de una vez por todas
las nubes se alejen y me vuelva contenta
Y pueda reír con tu risa
Calle abajo, eternamente.

FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada