He dormido mal. Otra vez. Me levanto y no tengo ganas de asearme. El afeitado se me hace cada día más pesado. La ducha se me hace una cuesta arriba dolorosa.

¿Qué desayuno? ¿Café con galletas? Sí, café con galletas ensopadas. Es fácil de digerir.

Voy a comprar el periódico. Dios mío, que frío hace en la calle. Bufanda, guantes, abrigo largo y sombrero. Vaya disfraz.

Me siento en el banco y leo. Para que lo compraré, si solo trae tonterías interesadas.

Voy al Hogar, a echar una partidita de dominó. Comeré allí, y después a casita.

Me angustian las cuatro paredes de mi casa. Estar sentado, ver televisión, escuchar la radio. Todo me astía. Que soledad tan desoladora.

Las pastillas de antes de dormir. ¿Para qué? A menudo me pregunto si no será mejor dejar de tomarlas. Mira, hoy voy a ser rebelde. No las tomaré.

Parece que me duele el pecho. Mejor me tomo las pastillas.

Suena el teléfono. Es mi hijo. Si… Que tal… Yo también me acuerdo mucho de ti… Se que estarías a mi lado si pudieras…Si… Maldito trabajo… Yo también te quiero… Nos vemos en Navidad.

Puta Navidad. No puedo con ella. Me quiero morir. Quiero irme contigo, Eva. Que sólo me dejaste.

Sueño… Estoy soñando… Me das tu mano… Me coges por la cintura… Bailamos… Nos besamos…Hacemos el amor... Soy feliz…

¿Estoy soñando?