-Hola mamá. ¿Cómo estás?
-Hijo,tanto tiempo sin venir. ¿Que te ha pasado?
-Trabajando y estudiando , como siempre. No había venido antes porque tuve los exámenes. En el trabajo se atrasaron con los sueldos y además los pasajes salen caros. Conseguí plata sólo para venir porque necesito unos pesos.¡Pero, por favor que no se entere papá! Me quedo hasta el domingo. Cociname todo lo rico que vos hacés, mamá.
Llegó el domingo y Juan se fue. La mamá de Juan le dijo al esposo: -¿Viste qué flaco que está el nene? Me parece que con el estudio y el trabajo no come bien, o tal vez en la casa del amigo no le hacen las comidas que a él le gustan.
-Lo vi demasiado flaco, contestó el señor, pero fue su elección.
La señora preguntó: - ¿No viste mi juego de llaves? Creo que las perdí. Y él le contestó: - Las habrás dejado por cualquier lado. No te preocupes, igual están las mías.
Juan llegó a la casa del amigo con el cual vivía. éste lo estaba esperando y le dijo: -¿Trajiste plata? Dámela , que voy a comprar merca, no aguanto mas. Y por tus ojos veo que vos también la necesitás.Éste sacó la plata del bolsillo y con ella un juego de llaves y dijo: - Es poco, pero hasta el próximo golpe que daremos nos va a alcanzar. Mira lo que tengo. Y le mostró al amigo el juego de llaves. Yo se que en diez dias los viejos se van de vacaciones a las Termas. Vamos una nochecita, encontramos el dinero que el viejo tiene guardado junto con las joyas de la abuela y nos venimos. Si alguien me ve no van a sospechar, soy el hijo. El amigo preguntó si era mucha plata. – Muchísima, le contestó Juan. Las joyas son muy valiosas y yo tengo quien me las pague bien. Cuando los viejos se den cuenta del afano estaremos forrados de merca para nuestro consumo y para vender. Se que la vieja no va a dejar que a mi me pase nada,hasta creo que si se entera que fui yo no me va a denunciar.
Un dia antes de la partida el papá de Juan le dijo a su esposa: - Mirá, con lo ocupado que estaba , no tuve tiempo de cambiar la cerradura, pero para viajar mas tranquilos, le dije a Sánchez, el policia, que viniera a quedarse aca. Le pago como el 222 los diez dias y le dejamos para ese tiempo comida y chupe.
Al otro dia viajaron. Sánchez vino con algo de ropa para quedarse. Era un amigo de la casa, una persona buena y honesta.
En la noche, a eso de las nueve, se sentó en un sillón y se puso a leer un libro, estando alerta a todos los ruidos.
A la misma hora Juan llegó con su amigo a la terminal del omnibus y le dijo: -Quedate aca que voy yo. Si me ven en la casa nadie sospechará, soy el hijo.
Juan, sin decirle nada a su amigo, había conseguido un arma. Era chica, de calibre 22, pero para asustar serviría. Cuando puso la llave en la cerradura, llevaba el revólver en la mano. Sánchez oyó un ruido como si estuvieran abriendo la puerta, miró el único juego de llaves, que estaba a su lado, sacó el arma de reglamento y se preparó.
Juan abrió la puerta, oyó la voz de alto e instintivamente disparó un tiro. Pero se oyeron dos tiros mas, y en la puerta de la que fuera su casa, quedó muerto Juan de dos balazos.
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