El delirante estado en que se encontró al llegar, era un fogoso cerco de rosas negras.
Se hallaba en un coso repleto de rocas planas con apariciones constantes.
Durante todo el tiempo que duró el viaje sin movimiento sintió como pasaban aloes.
Y todo el espacio dedicado a gobernar una nave quieta para no viajar,
Todo el tiempo que empleó en la manera de conseguir movimiento.
Lo áspero y extraño que resulto una despedida hablando a las paredes llenas de hollín.
Todo ello aparecía en la cabeza a ratos.
Otras veces se desvanecía.
Aguadulce, diciembre de 2008
José María de Benito
Texto agregado el 18-12-2008, y leído por 119
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
18-12-2008
Me gustan las imagenes pero no termino de entenderlo,****** shosha