Dedicado a la memoria de Heath Ledger (1979-2008)
Sé que todo esto sonará absurdo, pero es lo que yo pienso…
“Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.” (Macbeth, Escena V)
Traducción personal:
“La vida es sólo una sombra ambulante, un jugador insignificante,
Que se pavonea y se mueve mientras dura su hora en el escenario,
Y luego no se vuelve a escuchar jamás. Es una historia
Contada por un idiota, lleno de ruido y furia,
Carente de todo significado.”
Yendo al mundo más común del cine comercial, y en particular de aquel cine que vende bien y además conserva cierta integridad, cito algunas frases muy dicientes:
“Some men aren't looking for anything logical like money. They can't be bought, bullied, reasoned or negotiated with. Some men just want to watch the world burn.” (Alfred Pennyworth - The Dark Knight, 2008)
Traducción:
“Algunos hombres no están buscando algo lógico como el dinero. No se pueden comprar, matonear, persuadir y tampoco se puede negociar con ellos. Algunos hombres sencillamente quieren ver arder el mundo”.
“Introduce a little anarchy…upset the established order…and everything becomes chaos. I'm an agent of chaos.” (El Joker – The Dark Knight, 2008)
Traducción:
“Introduce un poco de anarquía… altera el orden establecido… y todo se convierte en caos. Yo soy un agente del caos”
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El pesimismo que permea estas líneas es difícil de ignorar. La mayoría de nosotros quisiéramos que el mundo fuera el lugar de las utopías y los sueños, pero en realidad no lo es. Incluso, en contra de la evidencia empírica, la vasta mayoría prefiere ignorar posiciones como las ejemplificadas anteriormente y simplemente tapar el sol con una mano valiéndose del licor, las drogas o los cocteles hormonales de endorfinas. No busco convencer a nadie de mi posición. Sólo pretendo plasmar las ideas que algunas veces me atormentan y que, más comúnmente, me hacen feliz al no esperar absolutamente nada de nadie.
Comencemos por lo más sencillo. ¿Qué tienen en común la famosa frase de Macbeth y el Joker de la última película de Batman? Que la teoría de Macbeth sirve de justificación para el actuar del Joker. Y ¿qué teoría es ésta? EL NIHILISMO. Comúnmente, una introducción a este concepto pasaría por Nietzsche y una importante vertiente de la filosofía occidental, pero quiero realizar una exposición lo menos técnica posible. En últimas, el nihilismo no es una posición racional, sino más bien una intuición, una pasión, una emoción. Por eso, considero más apropiado aproximarse a ella mediante el arte y en particular, la literatura y el cine. Diseccionar el nihilismo con palabras es similar a diseccionar la angustia de los existencialistas. ¿Cómo explicar mejor el absurdo, el sinsentido y la desesperanza que Kafka? No creo que un tratado de 1000 páginas escrito en aleman pudiera siquiera compararse en poder ilustrativo e intuitivo a leer un cuento como la Metamorfosis o una novela como el Proceso.
El nihilismo posee diferentes vertientes, pero en general, es una forma extrema de pesimismo. El nihilismo epistemológico, por ejemplo, afirma que ninguna forma de conocimiento es preferible a otra. No se puede acceder a la verdad y cualquier intento de aprehenderla, sencillamente implica un gasto insignificante de tiempo y esfuerzo. La realidad es caótica, impredecible y complemente incognoscible. Por otro lado, el nihilismo existencial (el más popular) afirma que la vida carece de sentido o propósito. Otros tipos de nihilismos (como el moral) postulan ideas similares. En el fondo, se trata de un escepticismo radical, descorazonador y brutal. O al menos esa es la idea que la mayoría de personas podrían concebir.
Yo defiendo una subcategoría particular del nihilismo, que quisiera llamar “nihilismo social y/o político”. En esencia, soy radicalmente escéptico con el tan trillado concepto de “progreso” acuñado por el homo sapiens. No creo que la sociedad consumista actual sea “superior” (cualquier cosa que eso signifique) a la sociedad de nuestros padres o abuelos. No hablo desde una perspectiva meramente humana, sino desde una visión global. ¿Realmente para el planeta Tierra, con toda su flora y fauna, es preferible una sociedad capitalista, consumista y derrochadora como la actual, o una de cazadores-recolectores pre-Neolítica? ¿Ha progresado mucho el homo sapiens actual, respecto a la envidia, mezquindad y malicia de los personajes de las obras de William Shakespeare? Yo, honestamente, no lo creo. Seguimos siendo la misma raza de insignifcantes criaturas con delirios de grandeza que no sólo destruye este planeta, sino que se destruye a sí misma, aunque desafortunadamente, a una tasa más lenta. Ningún sistema político funciona y todo se consume en el permanente caos de la ambición y la desidia del ser humano. La soberbia raza que coloniza y expolia un planeta insignificante, de un sistema insignicante, de una constelación insignificante. Una mota de polvo en un infinito océano cósmico.
Cuando critico los sistemas políticos, siempre la gente me pregunta ¿por qué no propone algo en vez de sólo criticar? La realidad es que, no creo que haya alternativas razonablemente posibles. La política está condenada desde el principio. La única forma remotamente plausible sería reducir la población a niveles pre-Históricos, donde los humanos estuvieran tan separados unos de otros y sin medios de comunicación modernos (ni transporte), que, probabilísticamente, no pudieran encontrarse jamás. En otras palabras, la única alternativa política posible es Robinson Crusoe (o la autarquía a nivel individual). Al momento que sucediera un asentamiento y el consecuente aumento de la población, todo se iría al carajo. Guerras, hambrunas, muertes y ríos de sangre volverían a ser el común denominador de la especie humana. Se requeriría que la población se mantuviera constante, o sea, que una pareja no podría tener más de un hijo que se reprodujera en la siguiente generación. ¿Pero esto suena bastante fantasioso e improbable, no es verdad?
Esta idea de que jamás existirá un sistema político apropiado y la ficción del “progreso de la civilización humana” podrían llevar a reacciones muy disímiles. Por un lado, personas reales o ficticias como el Joker, que deciden sembrar el caos, dado que nada tiene sentido y todo está permitido; o personas que deciden vivir la vida normalmente, pero siempre teniendo en cuenta que la vida es una mierda y la gente es una mierda también, pero que, en efecto, no hay otra posibilidad que convivir con esta realidad. Uno aprende a no esperar nada de nadie y a no sorprenderse de la continua e infinita estupidez humana que cada vez pasa de un infinito a otro con cardinalidad mayor (de Alef 0 a Alef 1 y más allá). Yo todavía no me he decidido por uno de estos bandos. La mayoría del tiempo vivo como Diógenes el Cínico (sin hacerle daño a nadie, pero con las ideas a flor de piel) y otras veces pienso en tomar acción directa, para, como el Joker, ser un agente más del caos…
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