Camino de arroces que solían ser blancos y ricos…
Brisa del mar que refrescaba y olía a amores encontrados.
Caliente sol que brillaba y me iluminaba todos los caminos para que pudiera continuar.
Todo, absolutamente todo me llevaba a ti… me recuerda que lo único que quiero es a ti, que solo quiero llegar a ti… que todas mis respuestas van a ti y mis preguntas son sobre ti.
Sonrisas de jengibre que buscan endulzar nuestra vida, evitar que suframos y podamos encontrar ese rumbo perfecto.
Momentos llenos de paz que se cruzaban con algodones que suavizaban las situaciones y armonizaban la música de nuestra unión.

Los arroces se enfriaron y se endurecieron… ya no eran ricos y mucho menos buenos.
La brisa se convirtió en neblina y no dejó que avanzáramos…
La luna tapó al sol y nos dejó un sendero lleno de estrellas, estrellas que no tenían orden no desorden.
Todo dejó de ser para ti y yo me convertí en la persona más egoísta de ese mundo, todo me recordaba que debía ser para mí y que ya tú no existías mas para mí.
Las sonrisas se entristecieron, se opacaron y se congelaron para tenerlas solo en el recuerdo.
Y cada momento que solía traernos paz se convirtieron en terremotos, en guerras y en promesas sin cumplir… ya no se escuchaba esa música armoniosa que alegraba corazones…
Todo eso quedó en un pasado, en uno que se recordará por siempre y no se volverá a vivir.