Escribir me parece un acto vacío si sé de antemano que tú no vas a leerlo. Pues escribe y envíaselo al mail, o como contestación a su mensaje del foro. Pues tampoco. Primero porque tener la seguridad de que lo vas a leer implica dejar de decir cosas que quiero decir y segundo... bufff el segundo es un punto demasiado espeso.
Hace tiempo que ya no te veo... pero yo no te llamo porque borré tu teléfono. Fue después de mi mensaje con el número. Es la única manera de no volver a repetirlo, pensé. Y ahora sé que esa noche estabas aquí. Iba bastante puesta ese día (ni siquiera consigo encontrarle el sentido auténtico a ese mensaje que te envié. Es decir, más o menos sé lo que quería decirte, pero cuando te lo envié me pareció brillante, elocuente, casi clarividente... es lo que tienen las drogas, no?), pero aún así recuerdo perfectamente que me perseguiste toda la noche. ¿Que si te vi? Constantemente. ¿Que si te sentí? Qué pregunta...
Renunciar a ti no sólo supuso renunciar a ti, yo opté por el camino drástico. ¿Te acuerdas de la última vez que te dejé en el aeropuerto? Volví a casa llorando, sonaba Extremoduro en el coche... (y nevaba, ¿te acuerdas?) no he vuelto a escuchar ni media canción de Extremoduro. Ni una frase, ni un acorde. Tampoco he vuelto a escuchar a Iggy Pop, ni a David Bowie y por supuesto Bunbury se fue a Madrid contigo. No he vuelto a comer arroz con morcilla. No acabé ni Memorias de un Payaso ni mucho menos Rayuela. Soy incapaz de ver El diario de Noa (lo intenté una vez, aguanté la primera escena)... Tarantino me recuerda a ti, kinki duck (para mí será siempre kinki duck, lo que son las cosas...) me recuerda a ti, y aunque te joda, Isabel Coixet me recuerda a ti. Mi mundo se ha quedado diminuto, invisible, anestesiado. Pocas veces entro... para qué?
(Pero a veces sueño contigo)
Esa fue mi estrategia para olvidarme de ti. Al principio no funcionó muy bien. Seguía acordándome de ti a todas horas. Ya no sólo porque hay cantidad de cosas que me traían algún recuerdo, es que yo misma me recordaba a ti. O si veía algo por la tele... no sé, por ejemplo Barcelona salía en las noticias, y yo pensaba ¿Lo estará viendo? ¿Le hará pensar en mí?
Pero aunque los principios fueron difíciles, yo seguí con mi estrategia... una mierda de estrategia, o una estrategia de mierda, como prefieras... porque no ha servido de mucho, la verdad. Digamos que he aprendido a estar sin ti, pero sigues caminando a mi lado. Sigues viajando en mis ojos. A veces literal. A veces, me imagino que puedes ver a través de ellos. Tú tienes una pantallita en tu casa y en esa pantallita puedes ver lo que yo veo en ese momento. Entonces yo me paro a mirar algo, algo que querría mirar contigo, y de alguna manera lo miramos los dos. Pero yo no sé que tú puedes hacer eso, así es todo más natural. En fin, que sigo como una puta cabrita. Hay cosas que nunca cambian.
Realmente hay cosas que nunca cambian.
Como de golpe... zas! me sale tu nombre y luego un te amo y luego lo digo en alto, por si me oyes. Y luego me suelto un "basta!" y otra vez tu nombre y...
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