Un poeta escribe y vive en todos y en ninguno
su batalla cotidiana es encender los corazones
sus armas son su pluma, las palabras y los signos.

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Ven acércate y no temas que mis brazos son tu ensenada
Ven desnuda tu alma y abrásate a mi flama
No diré nada, sólo quiero sentir tu aliento suave y fresco
Penetrando en cada intersticio ahogándome las fuerzas.

Ven no me dejes como barco a la deriva
Regálame la dicha de sentirte mía
Déjame ahogar mis emociones en tu mar de deseos
Para que seamos sólo uno en cuerpo y alma.

Ven que estás por todas partes, en mi razón
Alienando mi alegría, que se desborda de jubilo
Y me arrastra con sus emociones libidinosas y lúbricas.

Ahora, estás en mi espejo mirándome con codicias.

Ven desnúdate y dile a tu alma que haga lo mismo
Que tú y ella me enredan en las marañas del deseo
Quiero fornicar con ella por que tiene un céfiro de tu ímpetu
Hazme temblar, bebe de mi aura que esta ebria de ti.

Déjame sentir ese adonis que sale de tu cuerpo
Y que cuando se sacia es inevitable hasta la última gota.