Veo a la ciudad caminar su caminata sin descanso, cada día una lata. Rostros bellos y pérdidos, de dias pasados y tiempos pedidos. El sol le pega en sus caras, en sus cuerpos y en sus escaras. Cada día que he vivido se agolpa ante mi pidiendo ser consentido. Cada persona conocida es como un Mundo nuevo, como una Isla. Estandartes perdidos en el mar, de destinos inciertos, de almas de metal.
Texto agregado el 11-12-2008, y leído por 147 visitantes. (2 votos)