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Inicio / Cuenteros Locales / cuentos_de_Plasa / El Tercer Trillizo ( III parte ) Quien eres...?

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Quien eres...?, un cuento fantástico, donde el relator se encuentra describiendo el acontecimiento, y sin darse cuenta se ve involucrado en la acción.
Conoce la verdadera Ira del Tercer Trillizo, y sin darse cuenta es atravesado por la espalda directamente al corazón por la lanza del quien menos lo esperaba.

... y ahí estaba Yo, esta vez mi crono devoraba mi impaciencia de comprender que pasaba al borde del desfiladero, donde el gran mutismo del pueblo esperaba atónito el acontecimiento..
El entorno era indescriptible, como extraído de un paisaje sub-realista, un bosque donde solo sus copas estaban carcomidas por el avance del tiempo, donde el vuelo majestuoso de los voladores nunca más se vieron, el jardín, instaba a dormir en su bondadosa alfombra verdusca, pero ese pasto verde en sus puntas veneno derramaba a todo aquel que fuera llamado por Morfeo, El ambiente se respiraba olor a jazmín pero mientras más avanzaba al tumulto se transformaba en un desagradable pero soportable olor a azufre.
Todos observaron con gran agitación como las grandes fauces se abrieron y dejó oscuro el inmenso cielo del norte, mostraba con una furia sonrisa sus dentellantes filos. Sus ojos petrificados dejaban ver las amenazantes virtudes del indómito. De lo más profundo de su garganta brotaba un vergel que instaba a beber del cristalino manantial, muchos descendieron por el desfiladero para saciar su sed, aún cuando las voces de los ancianos eran de rechazo.
La posición del Macho era imprecisa, descansaba como esfinge, pero sus garras apuntaban al cielo, mostrando sus sables, en su derecha estaban grabadas los nombres de tres Naciones iguales, y dos Guerras Victoriosas., en su zarpa derecha sus sables estaban grabados los nombres de sus cinco victimas predilectas, y entre sus filos una víbora que serpenteaba entre los filos de laberintos. Su pelvis golpeaba el suelo en forma sicalíptica, donde el embrujo de este temblor en nuestros pies, instaba bajar y bailar esa danza. Muchos de Nosotros recordamos nuestra Ley, el Espíritu luchaba para que ninguno llegara al encuentro, más, los ancianos ayudaban con sus cantos a no descender.
Todo era confusión y caos, la ceguedad absoluta de la tenebrosidad dejaba un tembloroso horror al caminar, el inmenso vacío se lleno de inseguridad, dar un paso era cuestionado, algo pasaba, ya no era solo la gnosis de la danza, también el temor se apoderó de los que estábamos ahí, dábamos manotazos al aire para tener donde afirmarnos, esto era una locura,,, un ir y venir sin razón, algunos solo se dejaban caer al abismo,,, esa luz que emanaban del manantial de su fauces, incitaba a beber de ese vergel, era exageradamente llamativa.
No sé, como llegó aquel individuo provisto solo con su uniforme a estar frente a él, pero ahí estaba, al principio con temor levantó su cabeza, sentía algo que le parecía conocido, con mirada penetrante trató de descubrir quien era, esto lo irritaba, (él sabia quien era el que estaba al frente).
Quedé atónito por su forma de actuar y... ese chillido tan irritante que Nos obligaba a taparnos los oídos, fue una lucha constante de miradas esquivas, al final dobló sus piernas a fuerza de su voluntad y cayó mirando al cielo fusco, ni siquiera el espíritu ni los ancianos observaron su suplica involuntaria, la bestia jugaba con sus sables sobre su cabeza, los alfanjes de su diestra los dejaba caer cerca del cuerpo inmóvil de aquel individuo, miraba y se jactaba pensando con cual de los cinco lo marcaría.
Sin darme cuenta sentí como la ira se apoderaba de mí, era capaz de estrujar las piedras con solo apretarlas contra mi pecho, me asuste.
A merced de su instinto bestiales, quedaban los ignorantes de espíritu, el histrionista levantó al inerte a la altura de sus ojos, y obligó a su nuevo paje a rasgas los dorsos desnudos de quienes bebían del manantial, era una furia incontrolable, una sensación poderosa de latigar a quien se atravesara frente a El, un escalofrío de rabia irrigada mis venas hasta estallar en una inseguridad absoluta al ver como aquel acto, me detuve unos segundos, y.... sentí la estocada en mi corazón, me di vuelta para ver a la bestia, pero mi asombro fue más que la herida, la lanza del Espíritu estaba en mi pecho reclamando mi sangre envenenada, su luz deslumbrante, me hizo recordar mis primeros pasos por esta senda.
Cuantas cosas te diría,
Mi gran anhelo.
Chimba mía,
Espíritu del cielo,
Silencio de la Destrucción
Quien eres en esta condición
Tus alas piden liberación,
Esperando una nueva canción.
Dejaste tu sueño
Dormido en redención,
Camino sin final,
Esperando, tu gran mención.
Veintena de pasos, conocí
Diecinueve quedaron allí
El gran miedo lo vencí
Porque tú estabas ahí.
Todo quedó en silencio,,, pareciera que el tiempo se hubiese detenido a observar como mi sangre pasaba de negro a rojo, del paje,,,? Nunca supe, lo único que sé es que el temor de la ira siempre esta ahí, en la base donde empieza el abismo, esperando con hambre, el gran tres tercer acontecimiento,
Todo volvió a la calma insegura, y.... allá voy por ese sendero con mis manos en los bolsillos tratando de acordarme de alguna canción antiguas de esas que alguna vez en algún tiempo, en algún espacio me enseñaron.


plasa

Texto agregado el 10-12-2008, y leído por 136 visitantes. (1 voto)


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