…Sesión tercera….
__Philberta López___
- Buenas doctor.
- Qué agradable sorpresa, tome asiento…
- Sé que no tenemos cita, pero pasaba por el barrio y pregunté si estaría usted ocupado…
- En absoluto, a que se debe su visita querida Berta
- Digamos que desde la última vez, dejé de consumir drogas… y al fin salí del centro!
- Eso está muy bien, y…
- Conocí a un chico… muy agradable, lo cierto es que es un encanto, me trató como nadie, me escuchaba más que nadie, me abrazaba y susurraba cosas bonitas al oído…
- Suena envidiable, me alegro mucho por usted, de verdad.
- Lo sé, cualquiera me envidiaría, en cambio yo… lo engañé… Dije que le quería.
- Cielos! pero eso no es engañar! El verbo querer toma demasiadas acepciones como para decirlo y engañar así a alguien…
- Lo sé. Pero él se lo tomo muy a pecho… y como me sentía tan cómoda con él… tan a gusto, pues se lo repetí a diario…
- En ocasiones, cuando uno cree encontrarse y está tan bien, es capaz de decir esas cosas sintiéndolas de verdad, aunque de forma diferente, seguro que él también está muy a gusto con usted, verdad?
- Lo cierto es que ya no estoy con él…
- Lo lamento, pero por qué? por lo que dice él estaba bien con usted, y usted, pues, cómoda, a gusto…
- Ya, pero un día, me quedé en su casa para tener preparada la comida a su llegada del trabajo… y no sé que me dio… y le cociné su gato!- la mujer se echo a llorar, y apresuradamente metió la mano en el bolsillo izquierdo de su zamarra y sacó de allí un botecito, como de mermelada…
- Tranquilícese Philberta… sería un descuido!
- UN DESCUIDO! Como que un descuido!? Un descuido es meter una prenda de color a lavar con la blanca! Dios mío! Al llegar, me besó y sonrió como un niño el día de navidad al ver la mesa puesta y su gato horneado…- la mujer utilizó el botecito de cristal a modo de pañuelo, guardando así meticulosamente cada lágrima…
- Él sabía toda su vida? Sabía lo del centro en el que estuvo?
- Él lo sabía casi todo de mi… y cuando le digo que es un cielo de hombre… mientras comíamos tranquilamente él se atragantó con un cascabel, y me asusté tanto que me puse a llorar, mire!- enseñándole el bote medio lleno al doctor- tras lograr escupir el cascabel vino corriendo a abrazarme y me dijo que no pasaba nada… que tranquila… que no pasaba nada… que él odiaba ese gato, que fuera un regalo de un ex novia suya…
- Bien Berta, entonces se percató de su error, mas no le pareció mal! Continúe…
- Si eso fue hace dos semanas… y no le prestó mayor importancia, lo que hizo que terminará todo fue que lo engañé… ya se lo dije! Lo engañé!
- Es cierto pero visto dicha relación, me temo que no fue por unas palabras que finalizó…
- No. No ha sido por unas palabras… una noche, me levanté de cama, como todas las noches, a las 4 y 43, pero él estaba despierto… y esa noche mu fuga al salón duró más de lo habitual… - tomó de nuevo el bote y estallo en llantos… - él me estaba avizorando desde la puerta del cuarto, y…………… nos vio! Fue flagrantemente! Ya no pude decir nada! Le conté la verdad…
- Qué verdad, él lo sabía todo, mas, a qué se refiere con “nos vio”…? Sea transparente, sino no le entenderé ni podré ayudarle…
- Vea doctor, desde la primera noche, me levanté para ir al excusado, y me encontré con Waldo… Una preciosa criatura, un cruce de pastor alemán… es tan sexy!! De verdad… solo Dios y usted saben lo que me pierden los pastores alemanes, aun bastardos sean… desde la segunda noche engañe a este pobre hombre! CON SU PERRO! Pero qué perro! Lo peor fue que también le mentí a la hora de negarme a acostarme con él… creo que eso fue cuánto mal le sentó realmente… le conté lo de la clínica… y que si mantenía relaciones sexuales tendría que volver a ella! Y él me respetó! Todo el tiempo! Soy un MONSTRUO!
- Nooo… no diga eso por favor Berta! Ambos sabemos que tarde o temprano… volvería a suceder! Y lo del gato, fue el perro quien se lo pidió verdad?
- CLARO… usted me entiende, verdad doctor!? Por qué coge usted el teléfono? Le estoy hablando! -
El doctor telefoneó despachadamente al centro donde estuvo Philberta López y no tendría que haber salido nunca… pero más rápido fue el pastor alemán, que tras un simple silbido, entró a trancas y barrancas en el despacho y se echó al cuello del doctor... nuestro doctor no sufrió más que leves daños en el cuello y pérdida auditiva por el golpe ocasionado… entonces Philberta se levantó y le dejo el bote lleno de lágrimas al lado del doctor y le dijo:
- Tiene que disculpar, pero nosotros no vamos, no llore, que no sirve de nada… le dejo mis lágrimas aquí, no creo que jamás consiga crear mi propio lago, a partir de hoy, no pienso llorar más! Vámonos Waldo!
La secretaria vino corriendo.. el perro le ladró… el doctor perdió el conocimiento… y la muy perra se fue…
...pffff.... XD...
aleks... sede listos...