UNA ETERNA DESPEDIDA
Suave y rizado tu cabello, tu desnudo cuerpo, Nuestras miradas tensas, nuestros besos perdidos.
Fugaces noches intensas, y las muchas estrellas…
Y aquella… ¡mi eterna despedida!.
Tus labios rojos, tan frescos, tan lindos, tan míos…
Despertaron mujer una intensa pasión de poeta, un sin fin de deseos dormidos.
Mis manos palpitaban tu rostro. En caricias mías tu cuerpo dormía. Dos almas que en besos Vivian, dos almas aun confundidas...
Y aquella… ¡mi eterna despedida!.
Y de esas tuyas miradas inciertas, de cuales aliento inspirante emanaban. Las pupilas tuyas en las cuales dormitaban mis profundos pensares, mis anhelados sueños, mi eterna esperanza, mi amor prisionero…
Y aquella… ¡mi eterna despedida!
Tus labios, tu cuerpo, tus ojos, tus senos ¡todos ellos son mi vida!.
Y resignada el alma la conciencia ¡no! No mas domina, y el ser mío “basura deshecha” al cielo suplica, pues que mi adiós ultimo recibas...
Y aquella… ¡mi eterna despedida!...
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