Antes de seguir, con la determinante intención de obviar ese pronombre relativo, como mínimo he y debo de agradecer, la atención recibida hacia mis modestos escritos, por parte de mis amables y pacientes lectores. Quiero pensar también en la posibilidad de ofrecerles unos momentos de distracción, de placer o simplemente de recreo.
Alguno, concretamente uno, opina de forma un tanto diferente, para señalarme el exceso, dice él, de pronombres relativos empleados en mis escritos. Me da a entender de forma contundente la digamos, incapacidad de mis escasas posibilidades como escribidor..
Aceptar por mi parte, la formación universitaria de este comunicante, no me supone ningún problema, principalmente si, como lo ha hecho, acepta la calidad de mis diálogos como “muy aceptables.”
Y hablando de diálogos, tengo entre otros en mi librería, una de mis obras titulada Diálogos aparentes. La última y definitiva presentación a un concurso literario, compuesta por tres ejemplares, con las referencias de registro 163/A- 163/ B y 163/ C, para más señas. No figuraba mi pseudónimo actual, lo presenté en nombre propio.
Debo poner de manifiesto la no nominación, ni tan solo como finalista.
Pero... si considero conveniente poner en evidencia un singular detalle. En las clasificadas como A y B, se pueden encontrar 128 páginas, cuando en el ejemplar C, aparecen 109. Es decir; han desaparecido 17 páginas.
En el plazo establecido para retirar los ejemplares, la entonces Administradora de una Orden Religiosa muy conocida con residencia en Madrid capital, me hizo el gran favor de retirar los tres ejemplares, para cuya gestión presentó la preceptiva autorización redactada por mi parte. Me cuesta llegar a imaginar en la posibilidad de una desaparición de ese gran número de páginas por la actuación de tan amable y estimada religiosa; mi propia prima Encarna. Imposible de creer.
No obstante, aunque no deja de sorprenderme, casi lo entiendo. Una de mis poesías, escrita alrededor de treinta y cinco años antes, ( en estos días se cumplen cincuenta ) titulada “Tres estrofas de ocaso” partícipe de otro concurso con sede en Barcelona, cuyos ejemplares retiré personalmente, apareció digo, en La Vanguardia en el espacio dedicado a la crítica literaria. “ como la creación de un poeta clásico moderno”. La tercera estrofa de una sola poesía como ejemplo de todo un poemario. Después de vanos intentos por mi parte para poner en evidencia el plagio, un famoso escritor, (r.i.p.),por distinto motivo se atrevió a calificarme como un “lumpen literario”. Por no pertenecer a ninguna capillita literaria, digo yo. ¿Cómo no voy a seguir recordando al excelentísimo Camilo José Cela, mi más admirado luchador cuyo retrato cuelga en la pared de mi despacho junto al igualmente admirado Rabindranath Tagore ?
En sexto de Bachillerato, un Director se apropió de mi primer libro de poesías, para devolvérmelo cuatro meses más tarde, con la promesa de presentarme en una importante Institución; el Ateneo de Barcelona ¡ Esto es lo tuyo muchacho ¡ sigue por ahí... Hombre, alguna medallita si tengo...
pero, en mi opinión, debió decirme, no sigas, es inútil. Seguramente, como les ha sucedido a más de un entendido, se hubiese equivocado. Vine al mundo el día seis de Marzo de 1934, el mismo día de “Gabo” pero se me adelantó unos años. Será el destino.
Y finalmente, expresa y deliberadamente, voy a terminar por escribir, el pronombre relativo considerado por mi comunicante, como el más vulgar de todo los pronombres relativos de nuestra gramática.
De ustedes y para ustedes con la mayor consideración.
Escribir. ¡ Qué vergüenza !
RobertBoresLuis@hotmail.com
25-10-2007
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