Mis ojos comenzaron a ver lo que mi corazón les hizo ver. Mis sentidos, a sentir lo que mi corazón sentía. Veía y sentía porque estaba enamorado. Pero ¿por qué estaba enamorado, sino era de tu sonrisa, de tu alegría, de tus sonrojos?
Porque me enamoré de ti. Con mi corazón, sin razón.
Y por eso te entiendo ahora, cuando me dices que puedes quererme, pero no me amas. A la inversa de lo que yo siento, tú me quieres con la razón. Sabes que podrías ser feliz a mi lado, la razón te lo dice, pero no te llego al corazón. Del mismo modo, yo te amo con el corazón, y como te dije, sin razón.
Es que yo te siento en el cuerpo. Me estremeces, me conmueves, tiemblo. Pero tú no me sientes en tu cuerpo. Puedes decirme te aprecio, y sentir que me quieres mucho, pero no puedes sentirme en tu cuerpo. No puedes amarme.
Pero eso nada cambia, porque me enamoré de ti sin razón y no hay razón para que deje de hacerlo. Solo quiero ocupar un lugar en tu vida. Quiero ser un punto de reposo, un lugar donde ir cuando estés triste, un lugar donde llorar y saber que te han de consolar. Quiero ser motivo de algunas de tus alegrías. Quiero que me extrañes un poquito, con tu razón, porque no te llego al corazón.