A veces pienso
que conviene cambiarle
el sentido a las cosas,
a los hechos, a los deseos,
a los sueños.
y creo que se hace más llevadero
el día a día.
Que lo malo
no lo puede ser tanto,
que lo feo
algo bonito debe tener,
que lo injusto
quizás se pueda tolerar,
que la tristeza
sea sólo de segundos,
que lo distante
en un minuto se acercará,
que el daño que recibimos
no sea ni ir reversible
ni para condenar.
No podemos marchar
con tantos sentimientos
encontrados,
que lo imposible
puede ser posible.
Así dejamos de ser
tan intransigentes
con nosotros mismos,
intolerantes con nuestro ser,
he impacientes con nuestra mente.
Que no debemos
pintar el mundo en blanco y negro,
que el arco iris no es un sueño,
si no que es una realidad,
que no vale la pena
sentirse solo, cansado,
llenos de pequeños por qué,
repleto de cuestionamientos,
como una biblia de interrogantes.
Porque aquello mata al espíritu,
enloquece a nuestras mentes
y decepciona nuestro vivir.
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