Era la única forma de ser alguien en esta vida. Salir del círculo de la pobreza en que su padrastro lo había sumergido, sería tarea difícil. Pero desde que conoció a ese familiar suyo, vio que todo sería más fácil. Era muy simple; entregarle atención, jugar a su perverso juego e intentar no caer ni perder, no entregarse por completo. Nada más. El viejo estaba solo y buscaba carne fresca y él era perfecto para dársela. A cambio, recibiría todos los lujos materiales que su escasa vida no podía entregarle, y que tanto deseaba. Sin embargo, comenzó a sentir. Sintió cuando vio su mirada, cuando le habló por primera vez. Aquella persona, tan alejada de su extraña vida, parecía venir a salvarle. Sin embargo, llegó a oídos del viejo comentarios, tantos que su rostro se deformaba de la ira. Él tuvo que elegir…

…Pero nunca me eligió a mí.


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