No debería estar ahí-
La voz retumbo en el anden seis del subterráneo.
Laura se sobresalto. La voz taladra penetrante el desierto pasillo.
Gira atemorizada y observa al hombre que le habla
-No debería estar ahí…
El aspecto del hombre la estremece. No puede verlo bien, enormes gafas cubren su rostro. Lleva un abrigado y enorme sobretodo puesto al revés. El lado de adentro esta hacia fuera que le da un aspecto mas tenebroso aun.
Por un instante Laura piensa en gritar, pero casi son las once de la noche, ¿quien la oiría? Podría correr, es joven, pero la escalera esta justo detrás del hombre de la voz y no conoce el anden.
La voz se enciende de nuevo:
-No debería estar ahí Srta.
-Por favor- balbucea Laura- no me moleste
El hombre de la voz da dos pasos hacia ella y continúa
-Justo donde esta usted es el lugar de la muerte.
La voz de hombre se ha elevado. Es evidente que quiere que tome su advertencia en serio
-¿Ve usted ese hueco en la pared del techo? Ruge la voz
Laura esta aterrorizada pero instintivamente mira el lugar que la mano enguantada del hombre le señala. Observa un respiradero que da la vereda, puede ver a través de el un vehículo grande y amarillo que obstruye la entrada de aire.
-Cuando un vehículo tapa el conducto, se produce un extraño efecto de succión, el tren se la llevara señorita, no debería estar ahí.
Laura duda. Por un instante se relaja Quizás se dejo impresionar por el aspecto del hombre. Da un paso hacia la voz Esta a punto de dar otro.
-Venga aquí conmigo señorita...dice la voz.
El sonido atronador del tren la hace reaccionar, retrocede.
De pronto siente que no puede sostenerse, quiere gritar pero solo un sonido sordo sale de su garganta.
Lo ultimo que ve es el rostro del hombre de la voz .El tren se la ha llevado.

El anden seis esta desierto. Son casi las once de la noche. Solo un hombre de mantenimiento trapea el lugar. No tiene mucho trabajo, el andén estuvo casi un mes cerrado desde que una joven se suicido. Salio en la prensa .No era la primera vez. Parecía el lugar elegido por aquellos que querían pasar a mejor vida.
Un joven se pasea en la plataforma esperando el tren. Justo debajo del respiradero. El hombre de mantenimiento pasa junto a el. No le presta atención. Nadie lo hace. Tampoco nadie repara en su camión. Es solo un camión de la empresa de subterráneos estacionado en la vereda, sobre el respiradero. El hombre de mantenimiento se saca la gabardina de la empresa y se la coloca al revés. Lo de adentro para afuera. Ya tiene puestas sus enormes gafas. Se acerca al joven y dice con voz penetrante:
-No debería estar ahí -