1) Mi amor te lo juro
nunca te seré infiel
ni aun estando en el desierto
con el gobernador Schwarzenegger
porque los celos son el principio
de la cruel demencia,
de la infanta locura.
Y si bien me vuelve loca tu figura
también deseo poder saber de ti.


2) El eterno escondite del amor furtivo:
La casa del hornero con ventanas
La muerte que mata la desdicha.
Y todo vuelve a florecer
en el amanecer donde se agiganta la luz.
Le vi parir a la vida
cuestiones bonitas y lejanas desgracias
que nunca habrán de tocarnos.
Que siempre la ola golpeará
la muralla del corazón.


3) ¿Si ya te dije por siempre te amaré
para que volver a decirlo?
Maldigo la hora de dar respuestas
a preguntas del aire y del bien,
sin haber disparado la onda
que hiere hasta morir.
Solo deseo que sepas
que nunca he de claudicar
ni aunque mis mochos dedos se aflojen
cuando igual que la moral
que se hace evanescente espuma
en un descuido se nos va.


$) Con todas la mayúsculas
te digo te quiero.
El cielo tranquilo descansa
rezando por la boda de nosotros dos,
que no sería la borda de estribor,
sino solo amor de mucha vueltas.


5) A mí no me importa el dinero,
me importas tú aun estando,
en cueros con la piel de invierno,
con los ojos patinados de lágrimas,
sin donde morirte ni donde
poder volver a nacer.


6) Te asustan mis errores
como truenos que la tormenta deja
pero cuando estamos enmarañados
dentro de la madeja que el destino ofrece,
tu silencio y tu comprensión
no tiene límites de tolerancia,
ni de energúmena pasión des-enfrenada.
El Escaligur se hundió con la espada
un tormento de diez pulgadas.
El general se ahogó patinando elogios
sobre el estandarte de piña.
La América enarbolada
dejo flotando en la arena
atmósferas de rancio fuego
de esplendoroso humo quemado,
debajo de la hiel que se esfuma
sobre la tosca de rocío perpetuo,
como racimos de átomos genéticos,
frenéticos sostenes de seda
que rompen la mañana en partes diferentes.