Madre tierra, santa mía.
¿Te olvidaste de mí?
¿Qué hizo que me abandones como a un paria?
¿Fue la pólvora?
¿Las malambas por la noche, en una de tus aldeas?
¿Los ebrios que no debieron morir, sin haber tomado más aún?
Dime Madre,
Nsamá.
Dime Padre.
Nsamá.
Una tarde me escondí, recuerdo, tú no me viste, estabas ocupada entre estúpidas fibras de plátanos.
Te maté por unos minutos, madre, ¿eso fue suficiente para que me destierres, a la tierra maldita y sucia?
El polvo mezcla de alquitrán, smog. Aire desaireado. Sazonaste mi cielo que era tan tuyo, de colores opacos.
Y luego, ¿qué hiciste luego?
Otra muerte más.
Los niños no llegaron a tiempo.
Normal.
Esas cosas suceden en mi casa…decías.
Bendita Madre, Madre Selva Negra, oscura y profunda…llámame, no duermo desde que no te hago el amor.
Ni siento, ni tengo erección…
Ni me esperas, ni me deseas…
Así, tan así…no tiene sentido esa guerra que me llevaste a probar.
Así, no hay vagina que se guarde todo mi universo de dolor y de amor para dar.
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