Oye, eso no me pasó...
Quise comprarme ese sombrero beige porque se veía chic, pero ya sabes, uno espera antes de ver el precio que se trate de una ganga, y es que a veces eso nos ha tocado, ¿o no?, el problema es que nada, volteo la etiqueta y no sólo estaba caro, sino muy caro, y el asunto era que aún así todavía lo pensaba, no sabía si llevármelo o no, porque carajo… se me veía tan bien. Total, que me dolió el codo y me salí de la tienda -si no iba a comprar eso que quería, no iba a estar viendo lo demás-, pero eran ya dos calles y yo seguía pensando en ese maldito sombrero beige, me di la vuelta, me regresé, caminé y me paré esta vez. Está bueno, voy por él. Y como de película, en la tienda ya no estaba, ése, el de mi talla; incluso lo había escondido hasta lo último de una fila de camisas para que les costara… Lo busqué en su lugar, revolví la ropa, le di varias vueltas, pregunté a la encargada, seguí buscando y no lo podía creer. Justo a la salida veo una tipa poniéndoselo, nuevecito, beige. |