Las cinco de la tarde.
Doña Laura recuerda......
Entrecierra los ojos y sueña....
La memoria la lleva de nuevo
a aquella casa,
a la sala desierta,
en dulce duermevela,
sonríe y piensa....
Vuelve a ver las ventanas, el jardín,
y las niñas jugando a la rayuela
Observa en la penumbra,
siluetas esfumadas , los objetos.
En aquel rincón, una lámpara tibia,
Y en el otro hojas verdes,
que desbordan de una vasija blanca.
Y una mecedora de roble muy antigua,
una pequeña mesa redonda, un espejo,
un candelabro bello,
un mantel color del tiempo,
bordado en rosas té de seda.
Al centro, un bouquet de fresias,
en un cuenco de alabastro y bronce.
La porcelana inglesa, los scones, caseros,
el aroma del té , entibiando el invierno.
Sonidos cotidianos, de plata y porcelana,
en su ritual eterno.
Mas allá ....un dressoir con espejos,
el perchero vienés, el paragüero,
en la pared, un antiguo retrato del abuelo.
El reloj de gran péndulo en caja de madera...
Pero donde está el piano?
que ya casi no veo.....Se acerca y lo acaricia,
en el rincón de siempre,su piano, aún la espera.
Con sus manos de nácar levanta la cubierta,
retira el paño rojo que protege sus teclas,
y besa el terciopelo,
Con amoroso tacto , lo acaricia en silencio...
aquellas iniciales bordadas hace tiempo,
aún se ven muy bellas.
Acaricia las teclas, y así, naturalmente,
Mi mi sol la si....sol si do....si la mi...
El vals gira en el aire ,
Mi fa..mi re mi....re do si....re do si la
Las olas del danubio danzan en la memoria,
Laura danza con ellas.
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Doña Laura! Laurita! Otra vez se durmió!
A tomar la merienda!
La anciana abre los ojos,
no entiende bien que pasa.....
y con voz dulce y tenue,
otra vez le reclama,
Hija....hija......
es la hora del té.....
las cinco de la tarde....
debo volver a casa.......
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