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Aclaraciones previas al lector:
A este cuento le guardo un especial cariño. Fue el primero que escribí utilizando el sistema Braille de lectoescritura cuando me quedé ciego. Hoy, ya no utilizo el braille. Es mucho más práctico el ordenador con lector de pantalla.
La ONCE es la Organización Nacional de Ciegos Españoles. Lleva a cabo la rehabilitación de las personas que, o bien nacen ciegas o bien se quedan ciegas, fue mi caso de adultos. Su financiación corre a cargo de la venta de una lotería conocida popularmente como "El cupón de la ONCE.

En Madrid, ciudad en la que vivo, los enemigos del ciego son cuatro:
Horquillas, toldos, alcorques y bolardos. Son elementos indispensables para una gran ciudad. Yo creo que se colocan simplemente para mejorar la raza de los habitantes urbanos. Si un ciego es capaz de recorrer una calle sin romperse la crisma en un toldo, dejarse la pantorrilla en una argolla, torcerse el tobillo en un alcorque o dejarse los atributos varoniles en un bolardo, es que merece la pena vivir. La naturaleza es dura y solo
sobreviven los más capaces. ¿La razón? Mejorar la especie. Ahora después de tan darwiniana reflexión pasemos a la clase de lengua y literatura. Esta clase es gratis y se imparte por gentileza del foro de cuenteros..

Alcorque: En la gran ciudad lugar donde se plantan los árboles. Consiste en un agujero de forma generalmente rectangular, de un metro cuadrado de superficie y unos treinta centímetros de profundidad, generalmente está lleno de agua. Colocado estratégicamente en medio de las aceras consigue primero que el ciego se caiga en el agujero y que además se golpee contra el árbol. Para el caso de que el ciego sobreviva se está estudiando la posibilidad de poner cocodrilos en el interior.
Bolardo: Estructura metálica, de forma cilíndrica, de unos 15 cm. de
diámetro y aproximadamente 1 metro de altura. Se sitúan en las aceras,
especialmente en los pasos de peatones para impedir que los vehículos
aparquen en el espacio destinado a acceder a la calzada. Provocan lesiones de dos tipos. Las menos graves afectan a los dos sexos causando roturas tibiales y erosiones en piel de las pantorrillas en los casos más afortunados. Solamente en los varones puede provocar esterilidad más o menos permanente cuando el sujeto se golpea en la entrepierna con el objeto en cuestión.
Horquillas: Arcos metálicos diseñados especialmente para cazar ciegos que usan bastón. El bastón, al caminar y de manera fortuita, se introduce entre los dos pilares del arco lo que dificulta enormemente su localización. Se provoca la caída hacia adelante
del ciego que deja enganchada la pierna entre los dos pilares de la
horquilla separados unos treinta centímetros. Y la parte superior de ésta localizada a algo más de un metro del suelo. Estos elementos se colocan en medio de las aceras, alineados en grupos de 3 o 4 en todos aquellos lugares donde haya vados destinados a la entrada y salida de vehículos.
Toldos. Estructuras aéreas colocadas a una altura tal que golpean
indistintamente la frente o nariz del ciego paseante que terminará
hospitalizado con varios puntos de sutura en su torpe cabeza.

Historia de Un Bolardo.
Las primeras luces del amanecer todavía no habían rasgado la oscuridad de la noche. El frío del otoño intentaba abrirse paso entre los botones de mi gabán. El familiar taconeo de mi bastón aseguraba cada uno de mis pasos. De repente en una fracción de segundo la normalidad se rompió. El bastón que resbala, no, tropieza, un golpe seco en mi pantorrilla y la inevitable maldición:
- ¡La madre que trujo al chisme éste de las narices, cachus en sus muertos!
- No te acuerdes de mi madre que ella no tiene la culpa de nada. Si te has tropezado el problema es tuyo.
- Pero… ¿quién eres, dónde te escondes?
- Está claro, el bolardo con que tan torpemente te has tropezado.
- ¡Hombre, se ve que los bromistas también madrugan! Venga graciosillo, menos coña que llevo prisa. A ver si vendo pronto las tiras. Por cierto, que llevo una terminación en 93 que es una preciosidad. ¿Te interesa?
- Nada, que no falla, omnipresente Santo Tomás, si no lo veo no lo creo.
- Pero tío, tu flipas… ¿cómo me voy a creer que un estúpido montón de chatarra pueda hablarme?… las cervezas no las empiezo hasta la hora de comer. ¡Anda a tomarle el pelo a otro!
- Oye, espera un momento, todavía no he dicho que tú seas un estúpido montón de materia orgánica, aunque debo reconocer que estoy empezando a creerlo. Pero soy educado y me guardo las opiniones desagradables. Acércate un poco, pon tu mano sobre mí y comprobarás por el tacto lo que tus oídos se niegan a creer.
- En fin, nada se pierde por comprobarlo. ¡Oye esto está muy caliente, casi me quema!
- Pues espera un poco y verás lo que es coger temperatura.
- Tío, esto se calienta a cada palabra que dices. ¿Dónde está el truco?
- Jodío desconfiado, te lo repito, no hay truco. Puedo hablar y te lo estoy demostrando. El calor que percibes es el resultado de poner todos mis átomos en la concordancia de fase adecuada. De esta manera se originan vibraciones que tú recibes en forma de palabras. Cosas de la física cuántica, pero me doy cuenta que tienes un oído especialmente agudo. Supongo que será debido a una compensación vicariante.
- Una compensación… ¿lo que?…
- Una compensación vicariante, burro. Es decir tu oído compensa con su agudeza lo que te falta del sentido de la vista. ¿Te enteras?
- Si, me entero de que son las 7 de la mañana y estoy hablando con un cacho de hierro. La cena de anoche me sentó mal, es eso seguro. En fin, no importa me gusta la idea de charlar contigo. ¿Cuándo aprendiste a hablar?
- Hace ya muchos años, piensa que cuando se formaron las primeras moléculas orgánicas mis átomos tenían ya millones de años de evolución. Pero no te creas que sólo hablo español, también domino algunas lenguas germánicas, latín, francés, y romance entre otras. En general todas aquellas lenguas con las que he convivido son familiares para mí.
- ¿Me vas a decir que has convivido con tantos pueblos?
- Mira, te cuento desde que me formé permanecí varios millones de años en una veta de pirita. Luego me extrajeron, me fundieron allá por el siglo III de vuestra era y me forjaron en una espada. Esa época fue especialmente violenta, guerras saqueos y matanzas en las que sin quererlo me vi envuelto. Añoraba mi tranquila existencia en la cuenca del Rhur donde estaba mi mena originaria, más tarde caí en un campo de batalla cerca de Ostende. Ahí permanecí varios siglos con el sosiego que da la oxidación y mi retorno al mundo natural. En 1935 la tranquilidad se volvió a romper, pasé a una fundición de Hamburgo en donde fui reconvertido en una bomba de cuyo modelo prefiero no acordarme. Mi alma la rellenaron con un modernillo compuesto de anillos bencénicos no saturados. Mientras caía del entonces, último modelo de Stuka de la Luftwaffe alemana, no pude resistirlo más. Llevaba ya demasiada sangre sobre mí existencia. No me fue demasiado difícil inactivar al explosivo. Sencillamente desplacé todos mis electrones en la dirección adecuada, me convertí así en una especie de gigantesco imán. Los electrones del explosivo se desplazaron rompiendo éste y dejándolo reducido a poco más que acetona. Pura física cuántica. Permanecí varios años semienterrado, hasta que en el transcurso de unas obras me encontraron, me desactivaron definitivamente y me volvieron a procesar hasta convertirme en lo que ahora ves. Llevo veinte años encadenado a esta acera. El tráfico, la gente, los ruidos me agobian. Todo lo que deseo es volver al mundo natural del que procedo, descansar mientras me oxido y refundo con la naturaleza…
- Y yo, ¿qué podría hacer por ti?
- Es sencillo, arráncame de aquí y llévame a un lugar apacible, entiérrame a poco más de un metro, mejor si el sitio es húmedo y cúbreme con restos vegetales. Esto acelerará la oxidación.
- Perfecto, lo ves todo muy fácil si exceptúas el que estás embutido en cemento. Puedo llamar a Rambo para que me ayude o al ayuntamiento y contarles que soy un ciego, que tengo por amigo a un bolardo melancólico que quiere convertirse en pirita y que mande a una cuadrilla de operarios con taladros para romper el cemento que te rodea. Mañana a estas horas estaré ingresado en el López Ibor.
- No es necesario, puedo detener durante el tiempo suficiente todos mis átomos, mi temperatura descendería considerablemente. Esto conllevaría una disminución en mi volumen y podrías extraerme con toda facilidad. Cosas de la física cuántica. Luego el resto será cosa tuya.
- Socio, me has convencido. Hace tiempo que no subo a la sierra. Voy a recordar mis años de montañero. Prepárate que nos vamos.
- Estoy listo, pero recuerda, acepta este consejo, nada es por azar, todo está regido por leyes naturales. Esa tira terminada en 93 es papel mojado, sería mejor que te quedaras con la terminada en 44.
- No me digas que también esto es predecible.
- Cosas de la física cuántica.
Aquel día no vendí ningún cupón, lo pasé en la sierra. Dejé a mi amigo enterrado en un pinar próximo a un arroyo en Guadarrama. Hoy, años después, creería que todo fue un sueño si no fuera porque aún conservo una tira premiada a las dos últimas cifras y que nunca llegué a cobrar. Cuando la miro pienso que hasta las cosas más humildes tienen mucho que enseñarnos y, que en el fondo sólo somos una pizca de materia en lo infinito del espacio-tiempo. Como diría un bolardo… “cosas de la física cuántica”.

Texto agregado el 05-12-2008, y leído por 444 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
25-12-2008 Privilegio de unos pocos el poder hablar con los bolardos. Y privilegio de muy pocos poder describir así.***** shambhala
13-12-2008 Todo muy bien, casi excelente; salvo al historia del bolurdo y esas cosas igenuas de la física cuántica. Como escribes en forma torrencial, seguramente en otros textos encontraré algo mejor. hantero
06-12-2008 Muy bueno. !Lo que es la cencia!!! Los... bolardos chamuyan!!! ***** zumm
05-12-2008 muy bueno.... saluditos Edel. edelweis
05-12-2008 Excelente como todas tus historias, sabes que te admiro divinaluna
05-12-2008 Siempre lo dije: poirot es hombre pronto a hacer favores. Le pides que te sepulte y te sepulta, que tanto! Muy, muy bueno. Capo! ElnegroHinojo
05-12-2008 un muy buen texto... me encanto bastante, jeje... lo necesario para leerlo otras tres veces. ejercitodelaverdad
05-12-2008 Exquisito, cosas de la física cuantica. Felicitaciones, Poirot. Y un aabrazo afectuoso. ***** permiso
 
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