Una tarde de verano la inocencia de Paula se extinguió cuando de la nada la oscuridad la abrazo fuertemente impidiéndole cualquier movimiento.
Paula gritaba desesperadamente, aquella oscuridad le rasgaba la ropa, lamía su cuerpo (la destruía por completo), pensaba que era un mal sueño pero la cruel realidad le consumía poco a poco el alma.
Nadie oía su llanto, clamaba en silencio la muerte de la noche y el renacimiento del día para que alguien pudiera salvarla de la oscuridad que la estaba maldiciendo.
Amaneció en el infierno… con sus pocas energías trató de levantarse. Adolorido su cuerpo le pedía un descanso eterno.
Al llegar a su casa, ingreso muy despacio a su habitación para que su madre y hermanos no la oyeran. Entro a la ducha, tratando de borrar cada rastro de oscuridad.
Al ver su cuerpo desnudo frente al espejo del baño, deseaba arrancarse la piel, no sentir nada, vivir en shock…
Cada año de vida era un tormento para Paula quien no podía hallar su niñez, dormir en silencio…abrazada a su oso de peluche blanco trataba de borrar cada imagen de aquella noche…