En la penunbra de su habitación, ella sueña...
sueña con alguien, que aún no tiene nombre, que aún no tiene rostro, pero que su corazón sabe que existe.
A traves de la ventana de su habitaciòn puede escuchar el murmullo de la vereda, allí abajo todos caminan apurados, sin mirar, enojados, felices, pero sin detenerse....
ella piensa que tal vez ellos van a encontrarse con alguien amado, o tal vez solo se apuran porque vieron entre la multitud aquellos ojos, que siempre brillan para alguien....
Como esa vereda convulsionada de gente, agitada y apurada, así también sentía a su corazón...ansioso, palpitante, apurado...porque hoy no dejaría que sus pensamientos hundieran el vacío a sus sentimientos.
Lentamente corrió las cortinas y se recostó en la cama, abrazó tiernamente a su almohada y dejó que su corazón se hiciera dueño de ese momento, que infundiera paz al resto de su cuerpo que hoy vibraba pendiente, felíz y ansioso de verlo...conocerlo....encontrarlo....
Aquella mañana, todo sería diferente, mientras el sol acariciaba sus mejillas y ella sonreía...al asomarse al cristal de la ventana logró reconocerlo entre aquella multitud...simplemente supo que era él....vovió a sonreir y su sonrisa, como un sol iluminó su habitación, su cuerpo lo sintió...su piel se estemeció porque él estaba allí.
Sus ojos se encontraron, se miraron, lágrimas colmadas de muchos sentimientos guardados, corrieron lentamente por sus caras.
Sus almas se encontraron...ella sabía que era él...
él supo que era ella....en el atardecer de ese día ella fue mas felíz que nunca.
Ella saboreaba su boca, aunque aún no lo había besado. Acariciaba su pelo aunque su cuerpo no estaba allí.
Sin embargo ese día de verano, mirando por la ventana vió el paisaje distinto, los árboles parecían moverse en un vaivén casi imperceptible y dejando que sus hojas se mecieran como albergando en su interior una magia diferente.
Solo podía percibir su presencia en cada movimiento, escuchaba sus pasos, en cada crujir de las ramas.
Finalmente abrió la ventana y como una oleada, la brisa la acrició, y sintió....ella sintió que eran sus manos, quienes recorrían primero sus ojos, sus labios....pudo vibrar en su piel unas manos, cerró los ojos, quería seguir soñando, quería seguir amando, pero él aún no estaba allí.
Se alejó lentamente de la ventana pero sus ojos quedaron pegados a ella, sin ver miraba, sin escuchar estaba alerta, era su interior, era su corazón el que ansiaba un movimiento, era su alma la que albergaba ese amor, que solo esperaba la luz de los ojos que iluminaran el largo camino del encuentro.
Sus manos tocaban la cama que aún estaba vacía, s piel sentía otra vez el tibio aroma de la mañana, que la despertaba de su dulce sueño, para volver....seguir con sus cosas,su rutina, su trabajo.
Apiló ligeramente los libros, se vistió y salió a la calle segura y confiando en ese amor que hoy alergaba su corazón....