Olor a carne quemada, a putrefacción, semillas de dolor que crecieron en celdas mentales, cementerios de cemento y hormigón vacíos, abandonados ataúdes móviles metálicos ante la destrucción... ninguna canción.
Las aceras se convierten en las camas de los pacientes/clientes olvidados, el dolor de los puños cerrados fue apaciguado por el hambre y las fuentes, lagos y ríos hace tiempo que se secaron. Cadáveres, antiguamente musculados artificialmente que no han cambiado su estado de encefalograma plano, ni en vida ni en muerte... cuando lo natural fue olvidado.
No sonó ninguna canción tras las trompetas que a los jinetes anunciaron, estos llamados incultura, insolidaridad, consumo y abuso... tan humanos... entonaron su cántico de golpes metálicos contra el mundo, arrasando lo bien y lo mal creado. Ningún dios se quejó ante la barbarie, pues murieron ante el loco, en el ágora del pueblo por un farol alumbrado. Cuando robar era un derecho menor, cuando el amor era algo que se hacía y no se vendía, cuando la música era un arte y no un objeto...
... y no sonó ninguna canción, ni ningún grito fue escuchado.
(interpretación de una pesadilla que he tenido esta noche) |