Estando agachado tuve que lavar de apuro unas prendas, con la fatal consecuencia de nuevamente arruinar mi delicada cintura por completo.
Hacía tiempo que no me pellizcaba el nervio ciático, hasta pensé que estaba curado. Pero como acumulé ropa sucia de urgencia inicie esta actividad poco habitual.
Lo significativo es que quedé doblado cual mesa de jardín, teniendo mucho trabajo que resolver por delante. De todos modos dolorido como me encuentro, dije presente en la oficina.
Enseguida me apodaron Ménsula. Que vendría a ser un dispositivo forjado en noventa grados ideal para apoyar los estantes del mueble.
Hacen todo tipo de bromas.
Sacaron unas fotos divertidas con una zanahoria en el traste.
Toda vez que el cadete pasa, salta sobre mi cual deportista.
Intento enderesarme pero tengo fuertes puntadas.
El jefe ordenó que regrese a la cama. Pero como están muy divertidos conmigo trasladaron un sillón que se repliega e improvisaron una enfermería. Después arrimaron una manta porque me hicieron desnudar. Parezco un niño en el vientre materno.
Yo venía elaborando una catarsis explosiva donde iría a explayarme dejando de lado el hombre mediocre. Pero me detengo al evaluar que son muestras de afecto, que bien merecen su silencioso respeto.
Ya casi sobre el final de la jornada, no pude contener la emoción y rompí en llanto emotivo.
Todos los compañeros junto con el jefe dejaron de hacer lo que justo terminaban de redondear;
copando el lecho como grandes amigos.
Con un tipo de retórica actuada pero sincera, improvisé un extenso monólogo muy sentimental, donde hice fuerza de verdad para fallecer,
perecer, morir.
Pero literalmente, un baldazo de agua fría dio con todo por la borda, haciendo terminar la escena abruptamente. Es la portera encargada de la limpieza. Una gallega que mete miedo por lo extrovertida que resulta ser, y también de armas tomar.
Estamos fuera de horario debiendo que desalojar el edificio.
Finalmente nos quedamos solos porque todos asustados se retiraron.
Ella avanza sobre mí. Es horrible.
No sé que hacer, intento vestirme pero ella asegura que no permitirá dejar que vuelva a casa, que nos iremos a quedar pasando la noche allí. Tampoco puedo salir corriendo, ni siquiera anteponer un mínimo de resistencia,
entonces me dejo llevar, permaneciendo en el sitio. Confiado.
A eso de la media noche pedimos unas pizzas.
Ahora no puedo creer, estoy sintiendo por ella algo distinto, esta mujer me ha demostrado un aspecto muy humano, un faceta ignorada; estoy muy regocijado con ello.
Pero al final los párpados se cayeron por el cansancio y el buen vino tinto, como cae el telón en la opera luego de la ultima escena.
Entre sueños puedo sentir como decidida se desnuda acostándose como una princesa.
Al otro día no recordaba nada, ella realizo un suculento desayuno de hotel.
Yo de repente de calzones dí un hermoso brinco para incorporarme, descubriendo que ya no me duele nada la cintura.
..................Clever-up..................................... |