Dormía con el uniforme puesto, porque sería mi primer día de colegio después de un mes entero de estar en Pichilemu, en esa playa de arenas oscuras, de vientos rotundos, de cerros interminables, de dunas virgenes... en mi amanecer estaba siempre el sueño después de despertar, en donde mi imaginación acariciaba una mezcla de obligación y aventura... seguía durmiendo esos cinco minutitos, enredado en las sábanas, y viviendo en morfeo, el cómo sería ese primer día... si hasta me sentaba en la sala, reconocía a mis compañeros... pero zaz! .. estaba soñando, me levantaba raudo, con el miedo de llegar tarde !!.. sin embargo, ella estaba allí..con el desayuno preparado.. la marraqueta calentita, la mirada calma. De su "chauchera" sacaba la moneda infatigable, sus manos en mi cabeza, sus palabras.. hijo, que le vaya bien, estudee, estudee .. me dejaba en la puerta, mientras yo sabía que ella se iría a su taller, a tejer chalecos, para cuerpos ajenos.
El viejo estaba en su cama, con la mano alzada, la bacinica debajo, con la orina de la noche, se levantaba, y revisaba el maletín, para ir al banco a las nueve...
Los días transcurrían iguales, monótonos, la pichanga de la tarde, con mi hermano y el vecino Fernando. Días sin preocupaciones, dias de niño... amando a sus padres...