(Acá me comprometí a fondo con la naturaleza, fijate que siempre dejo un toque didáctico.)
Mierda, hijos de puta, otra vez la misma historia. Les metería un camión carguero lleno de portland por el orto, así de lleno. Hijos de re mil putas, ojalá que se mueran de las formas más horribles. Quisiera arrancarles la piel y meterlos en un hormiguero, eso quisiera. Malditos, malditos miserables asesinos hijos de mil putas, nazis de mierda malditos, malditos que se mueran todos hoy mismo y que yo lo disfrute, sí, quiero disfrutar cada grito de agonía suyo, y de la misma manera los pingüinos, que son las víctimas de toda esta basura humana. Malditos chinos japoneses coreanos mutantes, son todos la misma mierda. Me baja la presión, María, la pastilla. ¡Pendeja, la pastilla, dije! Llego a ver hoy un solo pingüino empetrolado por culpa de estos chinos hijos de la gran puta que me empetrolan toda la Patagonia y me mato, María. Me mato. ¡La pastilla, mierda!
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