"La noticia"

Tal vez las melodías del canto gregoriano lo calmarían al llegar del trabajo, al menos en su juventud eso daba resultado, de todas maneras Daniel tenía que recibir la noticia en algún momento.
El gran reloj, que estaba en perfecto equilibrio con la escultura surrealista que moraba a su lado marcaba, como todos los días a esa hora, las 21:25. El ruido de la puerta, la escalera, unos pasos más y el saco de Daniel cae caprichosamente sobre la cama, su corbata y la camisa también. Un vaso, algunos trozos de hielo y dos medidas de whisky.
El teléfono sonó cuatro veces. Daniel atendió y después de algunos segundos sonrió. Esa noticia ingresó en sus oídos como en su corazón. Leticia, su esposa, había dado a luz un hermoso y saludable varón de cuatro kilos.