El olor a barbacoa y el ruido de los dientes de la que agarraba mis manos, era insoportable; ya que otra vez se me habían venido los malos pensamientos… -qué carajo- El garzón y su cartilla, esperaban la orden, y esos dientes; hermosos dientes blancos… Y el olor a jugosa carne…
Ella me había prometido la mejor noche de mi vida, con guiño y todo, provocando así, el peor corte circuito de mi terrenal vida. No podía, no debía… Y el joven garzón, hacía ruido con su cartilla, y la parrilla matizaba el ambiente. Cuánta saliva, cuanta maldad.
Mantuve la clase haciendo la orden, pedí carne, como era de suponerse. lla propuso picar de mi carne… Yo acepté al pedir la gaseosa que mi garganta pedía a sablazos.
Luego de tormentosos minutos, llegó la jugosa carne… Humeante y debajo de la mejor carne, sus pechos… Ella gruñó coqueta… Y mientras el colmo me hacía sudar, decidí despejar mi mente. Haciendo mi noche, una mejor y tranquila noche.
- Disculpa amor, me olvidé la billetera en el auto. (Eso dije)
Ella sabe bien que no tengo auto. Ella sabe bien que la quiero.
Ella bien lo sabe, que si me prometió semejante regalo, no era para hoy.
En realidad, tan solo me probaba… Entonces de inmediato me llamó, para decirme lo mucho que me quería. Y yo le respondí: Yo también amor, mientras me hundía en las garras de la imaginación.
Will
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