me reclino ante tu boca insobornable
cuando la confesión se estrecha
y me haces morir poco a poco
poco a poco
mi nuca tiene ojos y labios para ti
y una brújula escondida
es su centro de rubíes nocturnos
sabes el silencio que guarda
y el grito que atesoran los cisnes
porque estás conmigo en el márgen del pétalo
creciendo en la desmesura del caudaloso río
cuando arrodillas las piedras y los musgos
todos, con tus dedos fractales
detallistas
seculares
a pico y pala la labor fecunda
a estaca de piel a piel clavada
entre pecho y espalda sin vallas
la lluvia entre caricias se encharca
se hacen lumbre los destellos, se agigantan
y tallan nuestras sombras
como ánimas
como almas
Texto agregado el 30-11-2008, y leído por 711
visitantes. (14 votos)
Excelente!! menos mal que me decidí a leer uno más. Es hermoso y musical, la última estrofa genial. Un beso y mis estrellas. Magda gmmagdalena
26-01-2009
La iteración final de esta maravilla le da soporte y carácter...es su sello porque compromete y es el soporte de todo lo acá expuesto...5 online
26-01-2009
Poético recorrido a través de todos tus versos, luego la última estrofa me transmite algo muy especial o quizá, no tanto ya que el sentimiento se reconoce en ella... Lo que debe ser, ES, y lo que va sucediendo a voluntad o sin ella, ¡SUCEDE...! y cala hondo...
Muy hermoso poema!
Mis ***** para tu poesía. lancy_