-Quítate el pañal, es hora de que conosca tu púa.
-No puedo, me están esperando con el camión.
-Déjame llevar tu miembro a la Boca.
Y como haciendose la sabelotodo abruptamente cortó los genitales de su amiguito. Enseguida marchando a la cancha a presenciar el clásico de fútbol de River Plate con su famoso rival;
mientras su amado vecino se desangró.
Estaba con su padre, con los huevos de Clodomiro en un celofán escondidos en el bolsillo. Presentía que había hecho algo mal. Se impuso no alentar a su club permaneciendo callada.
Después cuando bajaron a comer un choripán,
un hombre adusto le pidió que le acordonase la zapatilla con luces de más de cien Euros. Ella tironeo como si fuera una yegua que arrastra un carro. Pero igual el hombre le dio un billete doblado de diez mangos para que los guardara en el bolsillo de la pollera de jean. Aunque ella siempre lo llevó en la diestra.
Su padre profería cánticos obsenos mirando al cielo insultando al rival, y no se percataba de nada.
Cuando hubieron regresado al barrio la cosa se puso picante con asuntos como para una película de terror.
Está presente un detective que interroga acerca de donde han estado a eso de las dieciocho horas. Que por instinto tironeó sin éxito una punta de plástico que sobresale del bolsillo de la nena para conocer si el sospechado trafica estupefacientes usándola mula.
Pero el padre no se inmuta por idioteces.
Mientras, lejana, es la pálida niña harina de otro costal.



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