Son de esas cosas a las que uno se aventura de repente, sin pensarlo dos veces, o, creyendo que uno es capaz de asumir las consecuencias de una posible desventura o acierto impredecible...
Fuiste ese ser al que me aventuré sin tener claro todavía que hacia yo en tu vida, tu en la mía...y me encontré de pronto sumergida en un fango fétido que apestaba a corazón roto... y me hablaste de las mil doscientas noches de soledad que preferiste vivir porque si, porque ya no tenia sentido engañarse, ni siquiera has amado la primera vez...
Me dijeron mis amigas que estoy hundida hasta el cuello, que no vale decir ya, que conoceré otra gente, que probablemente encuentre así el amor de mi vida, porque ya para que, ¿mas embelesada para dónde?, y me han halado las orejas, por quedarme callada, por no insinuar siquiera que usted más que gustarme, me interesa; pero no, ya para que... no voy a decir nada, nuevamente me haré la fuerte, la que asumirá el riesgo...
Soy una de esas mujeres, que sin pensarlo tanto, terminan encartadas, que sin visualizarlo, están de repente en medio de la nada, de un cariño que no vale ni tres pesos...Sí, termine siendo esa mujer, que prefiere su soledad, antes que decidirse a dejarse amar.
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