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Inicio / Cuenteros Locales / SerKi / Historias de Terror II.Mensajes del más allá

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Mensajes del más allá.

Laura corre hacia la puerta y golpea insistentemente. Se abalanza contra el pecho de su muñeco ni bien la puerta se abre y ambos caen al suelo. -¿Eh?, te noto algo agitada -dijo él-.
-Vine corriendo.
-¿Y eso por qué?
-En la esquina hay un tipo gritando como un loco que se viene el fin del mundo.
-¿Si?
-Y, tenía muchas ganas de verte. Además salí a trotar como todas las mañanas, y se viene un aguacero, no traje paraguas. -¿Y tú qué hacías?
-Revisaba mis mails. Pero ya, levantémonos.

Los mails acumulados en la cuenta de correo de Tao eran tan pocos como descartables. Laura le enviaba uno por semana y Tao los desechaba porque creía que eran inicuos, carecían de todo sentido, y ocupaban demasiado espacio en su bandeja, aunque antes adoptó por costumbre leerlos dos veces procurando memorizarlos. Laura después solía preguntarle con voz inquisitorial: ¿Leíste el mail que te mandé? El lento transcurrir de los días, y el eje de los mensajes de Laura rotaba hacia una nebulosa oscura. Empezaba contándole lo que hacía y terminaba empujando el asunto a temas etéreos y de índole controversial, y Tao se enganchaba a una cadena interminable de mensajes a los que no podía dar respuesta, ya que por lo general quedaba pensativo, meditabundo y perplejo. Laura sospechaba que las mentiras piadosas de Tao se debían a una suerte de inhibición y timidez, y no era por nada que sospechara que Tao pensaba que ella estaba loca, que no le prestaba atención, que la engañaba con otra, que sus asuntos permanecían ocultos para ella, que no compartía todo lo que sabía con ella, que no confiaba en ella, que era un imbécil y no valoraba los años que pasaron juntos en la relación de pareja. Laura se esmeraba en escribir cada vez con más claridad a la luz de la razón y no lo lograba, con la simpleza que da una fina pluma; a su criterio si escribía siendo más directa y frontal conseguiría despertar el apetito de curiosidad de Tao y captar su atención. Pero había algo de verdad en esas palabras, su verdad, su quehacer diario, su experiencia, cosas de su vida. Ponía el alma en todo lo que hacía, y si el vino era enviarle mensajes a Tao lo embriagaría contándole detalles en una fuente con sangría. Poco a poco, los mensajes de Laura llegaban más seguidos y cargados de palabras. Tao comprendió que debía responderle del mismo modo, y empleando el mismo método, pero cursi, apático, racional, y lógico en sus respuestas, asumiendo que si no sabía no se lo iba a decir, porque no había forma en que se lo dijese sin caer en la odiosa mentira. Esa falta de, incluso, mentiras piadosas, colocó en jaque la misma veracidad de sus palabras. El sentido del mensaje, en cambio, no se vio afectado en lo más mínimo.
Laura calmaba su ansiedad esperando respuesta a sus mails. Entraba en juego la esperanza que nunca se pierde. Uno de sus recursos era la visita inoportuna, espontánea y sorpresiva. Esto a veces fallaba porque Tao no abría la puerta, dormía, no estaba, o no quería verla y ni siquiera atendía el teléfono. Ahora los dos, al fin, compartían un momento y se sentían super bien, juntos.

-¿Leíste el mail que te mandé?
-Cómo no leerlo si no hago más que leer tus mails.
-Te sale bien mentir. Pero he notado que en los últimos mails no mientes, no sabes.
-Es verdad, no quiero ser el mentiroso de siempre, he cambiado, ahora soy un hombre que sólo responde cuando sabe, a riesgo de que me consideren apático, ya me conoces. ¿Dijiste que querías contarme algo?
-Sí, y es mejor que te lo cuente por mail, todo ocurre por mail. Debo irme.

Laura encaró hacia él farol de la calle y su cuerpo se perdió doblando la esquina.
La pantalla del ordenador no paraba de decir: Peligro! Peligro! Peligro! En letras rojas y grandes. Algún virus que jodía la computadora. Tao presionaba el botón del mouse, el enter, el escape, ninguna tecla hacía nada.
Treinta minutos después las letras desaparecieron y volvió a la normalidad la cápsula espacial de la bandeja de entrada del correo electrónico, con un nuevo mail de Laura. El mail decía:
Ésta tarde al verte no pude evitar recordar el mágico momento que pasamos juntos, ni tampoco puedo olvidar aquellos momentos en los que me abrazabas, me deseabas, me querías, me amabas, eras lo único en lo que pensaba, y yo, que nunca hice otra cosa que odiarte, ahora me despido de ti, para siempre. No quiero verte más. Adiós. Firmado por Laura.

El corazón de Tao se aceleró a la velocidad de un tornado enloquecido, sus ojos rojos se pintaron de angustia, tristeza, melancolía, decepción, desilusión, desengaño, desamor, desilusión y ceguera temporal. El abatimiento ocupó su espíritu, con la fuerza de una pesa sobre su pie, destruyendo cada una de sus células para tirarlo a los leones. Cuando trepó del pozo del tormento y se bajó una botella de whisky, por su mente las dudas e inquietudes de tremenda resolución que no comprendía una idea lejana traída por una nube le dijo al oído.

-Ella está bien, no te preocupes.
-Más respeto, que estás hablando de la mujer de mi vida ¿Qué sabrás tu?

La ocurrencia de ir hasta su casa no tuvo un final feliz como esperaba, ella no se encontraba allí, y en su lugar había un mensaje en el ordenador que decía: Peligro, Peligro, Peligro!
Treinta minutos después, las letras desaparecieron y volvió a la normalidad el recinto de la bandeja de entrada del correo electrónico, con un nuevo mail de Laura. Tao lo abrió y leyó:
Nunca más podré estar contigo, siempre te quise, en mi lugar hallarás una computadora boba y sin sentimientos. Siempre te recordaré como el ángel que lee mis mails, aún cuando yo no estoy. Y es así que quizás puedas mandar mis mails a otros para compartir mi mensaje y que mi alma descanse en paz.
Por eso te ruego envíes los mails que te mandé a la mayor cantidad de destinatarios posibles, y apresúrate, queda poco tiempo. Una vez comprendas que mi mensaje debe transmitirse comprenderás el hecho de que ya no estoy contigo, sino con nadie. Aún cuando no puedes verme, ni sentirme, ni tocarme, ni nada, basta de caretas, soy en esencia la misma Laura de siempre, la que te mandaba mails, tocaba a tu puerta y te abrazaba con toda mi alma, no me molesten mas, estoy muerta.
Tao rompió en llanto, y se llevó las manos a la cara apoyando los codos en sus rodillas. Eran las palabras de Laura que lo lastimaban por dentro como la corrosión a una chapa. Hizo lo que Laura le pidió enviando mails a muchos contactos, comprendiendo por fin, la dura verdad, que ella desapareció sin dejar rastros. ¿Dónde estaba Laura? ¿Por qué desapareció misteriosamente? ¿No quería que la molestaran? ¿Estaba viva o muerta? ¿A qué se refería con esos mails? ¿Por qué se los mandaba? ¿Le alertaba de algún peligro a Tao y quería alertar a otros también?
El reloj dio las 5 de la tarde, desesperado, Tao corrió a abrir la puerta cuando escuchó el timbre. Era Laura, al verla casi se desmaya, la emoción se adueñó de él. ¡Laura! Gritó, estaba preocupado por ti.

-Estoy bien, dijo Laura. ¿Has leído el mail que te mandé?
-Sí, siempre leo tus mails.
-Estoy contenta.

De repente, suena un beep en la computadora avisando de un nuevo mail, Tao se sienta y lee:
Hola, en relación a tu último mail, debo decirte que… antes permíteme contarte… sé que no tengo excusas, y que es de mal gusto hacerte algo así, seré directa y franca como siempre, al principio me pareció divertido que alguien se fije en mí, me excitó, era un juego que nunca había jugado con un extraño, mi hermana siempre fue más linda que yo, y me daba celos, que todos se fijaran en ella y no en mi. Ella tenía novios, amantes, sabe Dios… y yo nunca tuve suerte en el amor. Me caíste bien desde que te mandé el primer mail, yo sabía que Laura tenía muchos contactos, ella era muy sociable, no sé cómo empezó todo esto y que tuviéramos nuestros mails ya era señal de que podrías ser mi amor. No soy buena para las relaciones platónicas, y no creo en ellas, era para mí como un juego, donde me sentía seducida, deseada…ya sabes. Usaba la casilla de correo electrónico de mi hermana también. Mi nombre es Cecilia. Creo que era como un conocernos. Hasta tu último mail cuando decidí acabar con la farsa para decirte que nos conozcamos personalmente, si, ahora estoy dispuesta a que nos conozcamos personalmente. Pero quiero decirte algo antes de que nos encontremos. MI HERMANA LAURA MURIÓ HACE 10 AÑOS. No te enojes, envíame un mail diciéndome donde quieres que nos encontremos y podremos hablar personalmente.
Firmado por Cecilia.

Laura…Laura balbuceó Tao, y cuando miró hacia un costado, Laura ya no estaba, desapareció misteriosamente.


Texto agregado el 29-11-2008, y leído por 367 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
26-11-2009 Engancha desde el principio y está muy bein escrito. El final es sorprendente, me gustó! Selkis
29-11-2008 Muy buen desenlace. Capo! ElnegroHinojo
 
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