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EL VIEJO Y EL ÁRBOL


Hace un mes que el viejo se nos ha ido. Se nos fue a regar el cielo de los justos. A respirar aire puro. A lavar las hojas de aquellos árboles que en esta vida taladramos. Aquel hombre ya no cabía en este mundo.
Solitario, siempre solitario. Ermitaño en estas tierras, casi nunca se dejaba sentir, salvo aquellas tardes en las cuales paseaba lentamente por el parque vecinal ubicado a la vuelta de la esquina, pisoteando el tiempo con la suela de su zapato, mirando a las señoras con sus hijos, a los adolescentes con sus perros, a los niños y sus triciclos, a los vagos y sus vicios. Hace un mes que ese viejo se nos ha muerto.
Reumático, tardo, tozudo, el viejo defendió la naturaleza con su vida. El truhán en truculento día se disfrazó de alcalde, llamó a sus primates y les ordenó talar El Árbol y así mandarlo a un exilio. El viejo, en impecable reacción, decidió ser abogado del violentado.
Se miraron las caras los agresores y los agredidos. Los primates gritaban y saltaban. El viejo “carajeaba” y amotinaba a los expectantes. ¿El truhán? En su lejanía se exasperaba. El defendido árbol parecía llorar aquel día; sabía que nada podía hacer para evitar su destierro; en un arranque de valentía, al compás del viento, extendió sus ramas lo mas alto que pudo, las llevó hacia arriba, señalando al cielo, mirando al sol del mediodía, y brindando así los últimos ratos de sombreada mañana. El truhán no aguanto más. Tomó la decisión. No había lugar a reproches de viejos o de niños. El truhán dijo corten y cortaron.
En impactante imagen El árbol fue talado, y en triste declive aplasto a su Abogado. Sin salvación el viejo y el árbol, se fueron juntos, se despidieron con fuerza y dijeron un hasta luego.
Al tiempo como hoy, me acerco a este rincón de Chaclacayo, entre el cruce de los Cedros con Los Olivos y veo la casa, de aquel viejo ya ido. El truhán no logró levantar lo que quería, sea lo que sea, los vecinos no lo dejaron. El pasto yace seco, el tejado roto, las paredes pintarrajeadas y en la mera esquina un enorme tallo seco se confunde entre el desprecio y el olvido.

Texto agregado el 29-11-2008, y leído por 204 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-01-2010 Realmente muy bello,besote ALMAGUERRERA1
05-12-2008 Que gusto me dio leer este relato,bien escrito y con un gran mensaje ,sos un hallazgo de verdad un placer ******** shosha
30-11-2008 La actitud del viejo es muy admirable porque somos muchos los que decimos amar la naturaleza y solo pocos los que en realidad la aman... buen texto monique_girl
29-11-2008 Excelente,ojala todos pensaramos como el viejo. Karlaj29
29-11-2008 Qué bello texto, felicidades, si todos pensasemos más en la naturaleza y aprendiésemos a sentir como la naturaleza, que diferente sería todo. ***** JAGOMEZ
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