¡_ Si mandas matar esta gallina, nunca mas volveré a comer gallina en mi
vida_¡ Recuerdo que le grite a mi madre, al escucharla decir que pensaba
matar ese fin de semana a mi “Catita”. ¡Que horror! ¡A mi Catita no! Así había
bautizado a esa gallina que me acompañaba por la quinta mientras regaba.
Catita murió otro fin de semana, pero de vieja, mi padre la enterró en el fondo de la casa detrás del gallinero. Allí quedaron las dos crucecitas de madera; mi gato Tom y a su lado, Catita.
MONICA FRANCO
30 de Noviembre de 2007
Texto agregado el 28-11-2008, y leído por 155
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
27-11-2010
Me gusta el respeto y afecto que demuestras a los que compartieron una vida contigo..eres muy noble .felicitaciones atte perres perres
28-11-2008
buen cuento, recuerda los tiempos del gallinero tan lejanos y tan idos mis***** nanajua
28-11-2008
Jajajaja, después de todo le seguiste entrando macizo a las gallinas ajenas. Un abrazo, buen cuento. ***** JAGOMEZ
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