Comenzaba a amanecer cuando me desperté. La verdad es que casi no había dormido debido a la ansiedad de volver a verlo.
Miré el reloj, eran las 6:50 a.m., me levanté, fui al baño para ver si la ducha me calmaba un poco los nervios, pero no sirvió de nada, mientras más cerca estaba aquel encuentro, más nerviosa me ponía, más ansiosa.
Me cubrí con la toalla y volví al dormitorio. Sequé y desenredé mis cabellos, deslicé mi vestido favorito en mi cuerpo aún húmedo, aquel vestido blanco. me senté frente al espejo y miré mi rostro, ahí estaba yo, más vieja, con zurcos en la piel que escribían mi hiostoria, unas ojeras que revelaban las tantas noches en vela llorando su ausencia, volví a cepillar mi pelo ya encanecido, era cierto, había pasado tanto tiempo, sin embargo sabía que ese día era el que tanto había esperado para encontrarme con él.
Me perfumé y maquillé, para que él me viera hermosa, es cierto los años habían pasado, pero no por eso podía despreocuparme.
Estaba lista, ya podía ir a su encuentro, ya podía volver a amarlo como cuando joven; mis hijos estaban grandes, mi tarea concluída.
Tomé mi cartera, saqué el revolver y disparé a mi sien, mientras pensaba: "allá voy mi amor, a tu encuentro". |