Mariposas en la barriga
Nos daremos el lujo de ser felices –dijo, y su pensamiento se le escapaba en voz alta. Mientras la lengua de ella efectuaba el ritual profundo, oscuro e interminable sobre la carne tostada boca abajo que se encogía y desgranaba en un espasmo de dicha y muerte.
Nadie en mi cuerpo experimento algo así, dijo_ no acostumbro dejarme…
_Es un beso, se adelanto a decir ella. Al fin y al cabo un beso es un beso, no importa el color…
_ ¿Ni el sitio verdad?
_ Ni el sitio, cuando hay amor…
_Cuando hay amor, repitió él.
¿Por qué crees que debes hacerlo?
_ Me gusta saber que te hago feliz. Cuando se ama de verdad, se pierden los pudores y el sexo se enaltece.
-Pues, es raro en una chica. En general lo dan los hombres, aunque yo tampoco lo ensayo, como te dije.
_Te enseñaré todos los trucos para que nunca me dejes.
_ Me gustaría saber dónde aprendiste todo eso.
-Bueno, en mi casa había una señora que nos cuidaba, ella había sido una ex monja , debajo de la cama tenía unos pepinos de goma que saltaban solos.
-¡jajaja!
- Y cuando yo cumplí los quince años me llamó a su cuarto y me enseñó a darle un uso distinto a la verdura.
- Pero si eras pura…o, no…
-Si lo era. Pero usó una muñeca vieja.
- ¿Y luego te pasó como a la muñeca?
-No, no. Me costó mucho entenderlo hasta que casaron a mi hermana y ella me lo explico de otra manera. Fueron seis meses después. Ella sólo habría las piernas y cerraba los ojos. Y un dolor de goce le cubría como un manto de frío, lo raro era que hacia calor. Digo lo del frío porque tiritaba.
- Son raras ustedes las mujeres. Porque si no se les coloca se quejan y si se les coloca, también se quejan.
-Es que gusta dejarse, sólo que después hay que disimular.
-Que somos el primero…
-No, que somos totalmente inocentes y eso es más duro.
-Una tía mía nos enseñó que es mejor por aquí, -le dijo ella, dándole una palmadita. Así nadie se da cuenta. Las más osadas del pueblo, lo hacen, pero luego viajan a la capital para que el doctor las devuelva intactas.
-¡Vah! Yo siempre pensé que de verdad eran vírgenes, ustedes…
-No escuchaste que algunas se caen de los caballos…
-Varias veces, y hasta de los burros…
-¡ja,ajjja!
-¡ja,ajja!
|