Estoy quieto en este odioso lecho, que aun contiene su abrumante aroma, que embriaga mi alma y excita mi cuerpo. Cruento es el recuerdo que grabaste en mi pecho, y que aun supura en una larga melancolía.
Texto agregado el 26-11-2008, y leído por 280 visitantes. (2 votos)