Se encierra el dolor entre puertas de hierro…
entre demonios enfadados y ángeles, que tienen miedo…
Miro alrededor, pero mis ojos no ven nada.
A través de mis pupilas corre el fuego,
vuela el frío, y el silencio habla.
Es tan fácil encontrarse perdida,
en un laberinto sin escapatoria… pero con salida.
Mi cuerpo…
no entiende ya de agujeros,
pues no hay lugar en el, donde no haya sucedido uno,
o cientos…
Mi cuerpo…
solo me deja sentir la necesidad de unos ojos que broten calor,
que me hagan temblar, al sentir como rompen el hierro,
sentir como reviven los sentidos, y se cumplen los deseos…
mi cuerpo…
es un extraño, que se ha quedado mudo de gritar “te quiero”
mi cuerpo…
mi cuerpo desconfía hasta del silencio…
mi cuerpo…
mi cuerpo tiene miedo, pero se niega a reconocerlo…
y mi alma…
mi alma está opaca de sentimientos… está rota… rota muy dentro.
¿es el orgullo tal vez, el que me da fuerzas para sonreír?
¿o es el fracaso de saber que no he encontrado esa pieza elemental, que me empeño en conseguir…?
los expertos dicen, que es un proceso de recomposición de un trauma…
pero… yo lo llamo, miedo, miedo a no volver a sentir ese calor…
ya es solo nostalgia… ya es temor…
Seguiré sonriendo, pues de nada me vale mostrar mi dañado interior…
no soy amiga de las mentiras… pero este cuerpo, no aguanta mas dolor.
Sonrío, y tal vez soy feliz… pero no me siento entera…
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