B. dormía junto a P. en la camilla, abrazados contrarrestando el frío nocturno de la ciudad. H. acompañaba a Q. en su vigilia mientras compartían un paquete de galletas. Era de madrugada plena. El piso estaba vacío, y las enfermeras de abajo habían oído el disparo. H. las calmó diciéndoles que fue un accidente y que nada malo había ocurrido, que si algo pasaba, ellos mismos les avisarían de cualquier cosa. B. roncaba como viejo cuando H. se levantó a ver el pequeño agujero dejado en la muralla del fondo del pasillo. Extrajo la bala y se la echó al bolsillo. De vuelta, tomó la chaqueta de cuero, la olió, la revisó y la volvió a tirar. Luego de esto estiró el brazo hacia Q. pidiéndole el aparato para comunicarse.

- Hey, T. ¿No se te ocurrió cambiar de colonia en todos estos años? - dijo H. vía walkie talkie - ¿No se te ocurrió comprar otra chaqueta más liviana o con menos bolsillos? ¿No se te ocurrió venir por mí en otro momento?... Eres un estúpido, tanto más que tu padre...

- Mi padre no fue un estúpido, H. - una voz algo liviana y tranquila habló del otro lado - Mi padre hizo lo que para él creyó ser algo inteligente. Nosotros creemos que fue un estúpido, pero jamás lo fue.

- Eso es realmente cierto... pero no es de tu padre el tema de hoy. ¿Qué haces acá, T.? ¿Algún nuevo plan anti policía? ¿Una molestia en el primer día de vigilia después de 4 años?

- Jajaja, ninguno en especial, H. Yo ya no trabajo para "los viejos", créelo o no, mi compañero y yo estamos siendo neutrales desde hace unos pocos meses.

- ¿Y como es que se las ven hoy en día, sin el dinero sucio de "los viejos" sobrepasándoles la rodilla?

- Supongo que en este ámbito no sabes qué es ser "neutrales". Te explicaré cuando nos veamos las caras, H.

- Bien, bien, me parece, ¿alguna idea de como vernos sin que sean un par de sospechosos entrando al hospital?

- Noups, pero no te preocupes, no necesitamos ser sospechosos entrando al hospital... ya estamos dentro.

- Ese es el T. que conozco. Te extrañamos, debo decirlo.

- Ok, ok amigo, no nos pongamos melancólicos, viejos tiempos son viejos tiempos, la vida sigue y ya no soy ni bueno ni malo.

- A todo esto, ¿quién te acompaña?

- Sorpresa.

H. no esperaba sorpresas en ese momento. Q., por su parte, boquiabierto de asombro por lo fácil que había sido para H. decifrar quién había sido el tipo en cuestión que dejó chaqueta y aparato en el pasillo. B. seguía roncando. Q. pensaba en que de verdad, realmente como iban las cosas, H. era el policía más preciado de la ciudad y recordaba el accidente y los inútiles intentos por sacarlo del juego estos últimos 3 días. Pero, a la vez, recordaba que algo se estaba saliendo de foco: el caso de las gemelas.

- Hey, H. ¿qué dijo K. acerca de las gemelas?

- De eso hablaremos en el departamento, también sé que posiblemente esto sea parte de una secuencia dirigida por los viejos para dejarnos de lado y avanzar en la investigación del maldito bolso, pero no lo he olvidado si a eso va la pregunta.

- Sí, está bien. ¿Qué hora es?

- 3.24 am, amigo - una voz se oía en la esquina del pasillo, unos pasos más al costado de donde llego la bala - ¡Vaya!, mira, ese orificio fue el que te dejaron, jajaja.

- T. no quiero despertar a B. y sabes el por qué, no grites - dijo H. haciendo el gesto con ambas manos bajándolas verticalmente.

- Ok, ok, discúlpenme, dile a B. cuando despierte que de todas formas no me hubiese dado... Apuntó muy arriba.

- Bien, vamos... Q. no pasará nada. T., dame el otro walkie talkie.

- Ok, buena idea - lo lanzó por el suelo a los pies de Q.

- Q. cualquier cosa... sabes ocupar "estos" - H. movía el que él tenía en la mano de un lado a otro.

- Espera, toma - Q. estiró la mano y le pasó las galletas restantes.

- Gracias.

H. tenía la oficina de K. como recepción. Comenzó a prender un cigarrillo y le entregó una galleta a T. T. era un ex policía, casi de igual edad que Q. Se retiró después del caso de hace 4 años y "los viejos" lo compraron como agente de sus líneas. A pesar de eso, jamás se enfrentó a los policías, pero tenía un odio profundo por B. y le gustaba hacerlo rabiar. Tal cual lo había hecho hace unas horas. Vivía en una casa lejana al centro, y hace un tiempo visitaba a H. antes de que todo volviese a ser como perros y gatos. Lo extraño era que T. había renunciado a "los viejos" y tampoco estaba trabajando para los policías. Eso es algo que pocas veces se daba en estos tiempos. A "los viejos" no les convenía tener neutrales en la ciudad, siempre terminaban echándolo todo a perder o terminaban divulgando cosas que a ninguno de los 2 bandos les convenía. Pero T. era tan confiable como el mejor amigo de alguien, "los viejos" no lo matarían a excepción de que trabajando como neutral vendiese algo muy valioso a la policía. Y matarlo no sería nada difícil, sabiendo todo de él. "Los viejos" así trabajaban, recopilaban toda tu información, libretas familiares, incluso hasta la tercer generación hacia arriba, trabajaban peor que gángters, si alguien traicionaba o vendía a alguien, se podía decir que no quedaría nada de T. si él hiciera eso. Robarían su casa, matarían a sus familiares cercanos y lo descuartizarían sin pudor y lo lanzarían al mar para que nadie recuperara el cuerpo. Esto intrigaba a H., ya que eso es lo que había hecho D., el padre de Q., y por eso lo daban por muerto, antes que supieran que era uno de los asesinos que jamás atraparon.

- Hey, H., estás bien, cambiaste la cara de repente.

- Sí, sí, sólo recordé a D. por un momento y me pegué.

- D., vaya mierda que fuiste a recordar, ¿cómo está Q.?

- Bien, aun que es obvio que todavía siente pena y rabia por todo, aún le choca que hablemos de su padre en el departamento, ha sabido sobrevivir de todas maneras ahora que vive solo.

- Sí, supe que dejó a su esposa.

- Así es, yo aún creo que es por el mismo drama de D., no quería que eso le afectara a su familia y tampoco creo que quisiera traspasar imágenes de un asesino a su hija.

- Es raro todo esto. Recuerdo cuando chico cuando corría. Debería haberme suicidado en algún momento si a mí me hubiese pasado todo lo que a él le pasó.

- No pienses así T., es como pensar en tu padre.

- Esa es la sorpresa. - T. se paró y sacó un papel de su bolsillo, estiró la mano y se lo entregó a H. - Mira H., mira.

H. no pudo contener la mueca de felicidad, T. sería padre. Y quien lo acompañaba era su cuñado. Ahora todo tomaba forma para H. T. no venía a nada malo, sólo supieron de P. y T. vino a molestarlo como siempre. La pareja de T. debería estar abajo, en el tercer piso y sabiendo que K. también conoce a T., nada malo debería estar ocurriendo. Todo bien, pero el error fue que sí ocurrió algo.

- H. es tu turno y B. está despertándose - habló Q. por el walkie talkie.

- Ya vamos, Q. - H. confirmó la hora, 4.09 am.

- Ok, pero mejor que llegues solo. Jajaja.

- Hey, Q., dile buenos días a B. de mi parte - T. también tenía ese sarcasmo recordado por los policías cercanos a H.


Y pensaba mientras fumaba. Creyendo que en ese mismo momento, todo volvería a ser como antes. Nada de eso era así. En el departamento la vuelta de P. sería algo más que inesperado. B. abría los ojos y P. estaba a su lado.

- Hey, Q., ¿dónde está H.?

- Está fumando, en la oficina.

- Bien, voy al baño.

Q. se relajó al saber que B. solo iría al baño. Tomó asiento y miró otra vez su reloj. H. estaba retrasado en su turno. Y la noche seguía ahí afuera de las ventanas.

Ventanas, se dijo Q. al momento en que volvía a levantarse despavorido y nervioso cuando vio que una de ellas estaba abierta. Antes de decir algo vía walkie talkie, caía inconsciente al suelo por un golpe en la cabeza.