Su mente confusa se enredaba en ridículos pensamientos mientras enloquecía lentamente, la agonía es inevitable, ya está infectado, y las voces nunca pararán, lo atormentarán siempre y le acompañarán hasta el momento de su muerte. Gritos terribles se liberan de su ensangrentada garganta mientras se revuelca en el suelo golpeándose la cabeza fuertemente, sus ojos desorbitados y la curvatura de su columna junto con la tensión exagerada de sus músculos, le atrofiaban cualquier intento de caminar, por lo que simplemente se rendía ante el dolor abrazando el suelo, entregándole su cuerpo, su mente, el poco sabor a vida que le quedaba.
-Morirá Pronto, no se preocupen- afirmó uno de los tantos presentes, que rodeaban al agónico personaje, ya casi enmudecido por el dolor que torturaba su alma, que carcomía sus sueños, que acicalaba su vida.
-Tal vez sobreviva, pero estará muerto en vida, será como un vegetal- aseveró otro en respuesta, con tono sarcástico y casi burlón.
Voces a lo lejos, sombras cercanas, murmullos constantes, y un intenso tormento en su cabeza, de pronto condesan una imagen, una niña de negro envuelta en una manta blanca, con una mirada fija y profunda pero de rostro oculto, caminaba lentamente como anima solitaria en noches de brujería, desplazándose entre las sombras tan dulce como una bebita, tan tierna como un espanto, tan callada como la bruma que lleva sus pies … dejando a su paso flores marchitas, lagrimas en tonadas tristes, y ese aroma de noche del que tanto se huye.
Una palabra entonces, solo una, que ningún hombre más que aquel mártir que abrasaba el suelo con su escaso aliento, pudo escuchar, palabra que atravesó todo sentido, quebrantó toda cadena que le ataba, liberó toda carga que le esclavizaba, quitó todo velo que le cegaba, y aún rendido en el suelo, con su boca ensangrentada, sonríe…
Pero no fue una sonrisa alegre, ni mucho menos. Se notaba la demencia que escondía, las ganas de venganza, el hambre a sangre, a muerte, a ese dulce aroma que deja el alma cuando huye de su propio cuerpo, mientras se sigue quejando ya estando muerto.
Soñaba desde entonces salir del limbo que le apresaba, liberar con muertes su espíritu vengativo y una vez tranquilo, volver al sito del que fue raptado cuando ni siquiera palabra pronunciaba.
-Ya no se mueve, ¿Habrá muerto ya?- se escuchó de una mujer, que intentaba hacerse paso entre la gente, y ver un poco mas.
Una mano extendida que sobre sale entre las sombras que le perseguían, se muestra compasiva. La mano de aquella criatura de blanco manto, cuyos ojos se iluminaban con la luz de la luna, tan tenebrosa y encantada.
Tomó su mano y una fuerza se apoderó de su cuerpo, ¿Cuerpo?, ¿Cual cuerpo?, Su alma, que se levantaba y caminaba de la mano junto a ella, que llevaba tatuado en su espalda el icono perverso de la empresa para la que trabajaba “Botox”
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